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Actualidad #Brasil#Bolsonaro

Decenas de empresas europeas podrían abandonar Brasil si no se frena la deforestación del Amazonas

Su salida de Brasil supondría la pérdida de 5.000 millones de inversiones y las consecuencias internas del mercado por el cierre de las exportaciones.

Decenas de empresas europeas podrían abandonar Brasil si no se frena la deforestación del Amazonas
(Foto: Reuters)

Al Gobierno de Jair Bolsonaro se le suma otro nuevo problema en el camino: deberá lidiar con varias decenas de empresas europeas que amenazaron con abandonar Brasil si no se frena la deforestación del Amazonas.

Se trata de siete empresas del viejo continente que anunciaron que podrían desprenderse de sus inversiones en la producción de cereales, carne y hasta bonos del Estado si no se pone un fin a la incipiente destrucción de la selva, la cual es considerado como "el pulmón del mundo". Son Storebrand, AP7, KLP, DNB Asset Management, Robeco, Nordea Asset Management y LGIM.

Lo mismo sucedería con unas 40 cadenas de supermercados del Reino Unido, las cuales anunciaron que dejarían de comercializar cualquier producto brasileño. En específico, estas cadenas rechazan la aprobación de un proyecto de ley que podría legalizar la ocupación privada de tierras públicas y su negativa supondría una pérdida de 5.000 millones de inversiones que se sumarían a las consecuencias internas del mercado por el cierre de las exportaciones.

"Si nuestra conclusión es negativa, la desinversión será el resultado probable y esperamos que otros grandes inversores sigan nuestro ejemplo", dijo Jeanett Bergan, jefa de inversión de KLP, en un correo electrónico. Bunge y Cargill, líderes del ranking de exportadores de granos, se sumaron a un acuerdo voluntario por el que se comprometieron a no comprar soja procedente de zonas del Amazonas deforestadas en los últimos veinte años.

Esta no es la primera vez que pasa algo así. De hecho, tampoco pasó hace mucho la última. En septiembre del año pasado, 230 inversionistas internacionales firmaron una carta en la que pedían medidas urgentes para luchar contra los incendios de la selva amazónica. Lo mismo hizo Joe Biden, el presidente de los Estados Unidos, quien, a diferencia de su predecesor, buscó presionar a Bolsonaro para ponerle un coto a la deforestación.