La Justicia mendocina condenó a Daniel Zalazar Quiroga a prisión perpetua por el triple femicidio de su ex pareja Claudia Arias, la tía y abuela de la mujer, en un juicio abreviado, pedido por la defensa, donde se declaró culpable de los crímenes.
Sin embargo, los jueces le impusieron la pena máxima y lo declararon culpable de homicidio agravado en los tres casos. Además, Zalazar fue hallado responsable de la “tentativa de homicidio” en perjuicio de la beba de 9 meses de Arias, a la que apuñaló, y de un hermano mayor, de 11 años.
El autor de los crímenes deberá cumplir 35 años en prisión, sin posibilidad de recibir el beneficio de salidas transitorias o libertad condicional.
El fallo no enmarcó los crímenes de la tía y de la abuela como violencia de género (femicidios vinculados), ni tampoco los intentos de matar a los niños.
El caso
Conocido como la masacre de Trapiche, barrio de Godoy Cruz, el hecho ocurrió la medianoche del 23 de octubre de 2016 en la casa de Arias cuando Zalazar (quien ya era su ex pareja) comenzaron a discutir por un estudio de ADN para confirmar la paternidad del taekwondista sobre la bebé de nueve meses, a la que Zalazar no quería reconocer.
Según la investigación, Zalazar pasó de la violencia verbal a convertirse en un asesino, cuando tomó un cuchillo y mató a quien sería la madre de su hija.
Arias murió desangrada debido a los cortes que recibió en su cuello. En ese momento, intervino la tía de la mujer, quien intentó impedir que siguiera el ataque contra su sobrina; Zalazar, la golpeó y la acuchilló. Luego, el hombre dispuesto a no dejar testigos se dirigió a la habitación donde dormía la dueña de la vivienda, la abuela de Arias, y la apuñaló.
Uno de los hijos de Arias, de ocho años, logro escabullirse de la casa y se ocultó primero entre las plantas del patio y luego en el baúl del auto de la familia.
En tanto, sus dos hermanos, el mayor de 11 y la beba,que presuntamente era su hija, fueron atacados a cuchilladas por el profesor. Zalazar buscó borrar toda evidencia y regresó a la cocina, abrió el gas y dejó una vela encendida antes de huir. El relato del niño que se ocultó en el baúl fue el que permitió detener, un día después, al profesor.