Una mujer viajaba sentada con su hijo de 7 años -aparentemente dormido- en el colectivo que manejaba Juan Ortega, de 27. En un momento dado la madre empieza a gritar porque el pequeño no reaccionaba, no respiraba.
El chofer contó que frenó, se dirigió al sector del micro donde estaba el nene y se detuvo a observarlo: "Vi que estaba con los ojos y la lengua para atrás, y los labios morados. Encima el nene casi se le cae a la madre de los nervios que tenía".
Entonces decidió conducir y estacionar frente a un centro médico. "Temía lo peor, que se me muriera ahí arriba", confesó.
"Lo bajé por la puerta de adelante, lo puse boca abajo para que la lengua no se le fuera para atrás, me lo llevé corriendo por la vereda y me metí en Asistir -el centro de salud-, fue lo primero que se me ocurrió. Ahí nomás salió un médico de una de las habitaciones, lo asistieron y a los cinco minutos reaccionó", explicó el colectivero héroe.
Mientras el chofer dejó todo para auxiliar al menor, las personas que iban a bordo permanecieron cuidando la unidad y las pertenencias de Ortega. "Toda la gente ahí en Asistir me aplaudía, lo mismo cuando volví al colectivo. Todos me agradecían lo que había hecho. Mis compañeros también me felicitaron", recordó.
Como si nada Juan subió nuevamente al colectivo, tomó el volante y continuó su recorrido.