Con la propagación del coronavirus vino el aislamiento, y con el aislamiento los cambios en nuestros modos de vida. Socializar se volvió más virtual, estudiar más autodidacta, y trabajar... más agotador. Así nos lo muestra un estudio de la Universidad Siglo 21 que registró un aumento del 5% del agotamiento por burnout —síndrome de estrés laboral crónico—, en comparación con el año pasado.
A su vez, se incrementó la tendencia a la depresión y ansiedad, mientras que entre las problemáticas se destacan las relacionadas con la familia-trabajo, pertenencia, interés y desconexión.
El síndrome de burnout se caracteriza por dos síntomas: altos niveles de agotamiento y altos niveles de cinismo. El primero se refiere a la dificultad de relajarse luego de una jornada laboral, la de comenzar a trabajar y la de dedicarse a otras cosas después de finalizar la jornada; mientras que el segundo tiene que ver con un estado psicológico caracterizado por una falta de interés e identificación con la actividad.
A través de su "Índice de Bienestar Emocional y Estrés en los Trabajadores Argentinos", actualizado en el marco de la pandemia de COVID-19, la institución educativa identificó que los habitantes de Capital Federal son quienes registran mayores niveles de estrés crónico, siendo las mujeres quienes reportan mayor estrés crónico. En relación con la edad, lideran los niveles de burnout quiénes tienen entre 41 y 50 años, luego los comprendidos entre 31 y 40 años.
Por otro lado, respecto a las nuevas dinámicas de la actividad laboral —como el trabajo a distancia—, los menos perjudicados fueron aquellos que pudieron continuar con su actividad en un horario flexible, lo que sugiere que esa flexibilidad podría ser un factor protector contra el estrés crónico.
En cuanto a puestos o jerarquías, los más afectados son los llamados mandos medios o gerenciales, algo que ya se había observado en investigaciones previas, donde se detectan mayores niveles de estrés en dichos roles debido a la alta responsabilidad y baja autonomía que suelen poseer.
En el ámbito económico, como es de esperar, los mayores niveles de burnout corresponden al sector con menor nivel de ingresos y menor nivel educativo, independiente del sector o tipo de trabajo, particularmente quienes no pueden satisfacer sus necesidades básicas con el sueldo actual.
Por otra parte, el principal factor psicosocial que genera estrés crónico es el conflicto familia-trabajo, es decir, la tensión entre el trabajo y la vida familiar; a raíz de la dificultad para cumplir con las demandas familiares como consecuencia de las demandas laborales.
Finalmente, en el estudio destacan la desconexión (la capacidad para poder distanciarse psicológicamente una vez finalizada la actividad laboral) y la dedicación (nivel de orgullo e identificación con el trabajo) como factores protectores del burnout. Que dicho de otra manera, significa que aquellos que se sienten más orgullosos y entusiasmados con su actividad laboral y poseen mayores posibilidades de desconectarse una vez concluida, son quienes presentan menores niveles de burnout..