El interventor de la Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM), Luis Riva, reconoció que la fábrica de explosivo Fanazul cerró sus puertas y, por lo tanto, 219 empleados que estaban contratados, se quedaron sin trabajo.
Riva alegó razones de mercado para justificar la decisión y se desentendió de la situación de los despedidos al sostener que “eso le corresponde a la sociedad azuleña”. "Entiendo los problemas y dramas personales y familiares pero nosotros debemos cumplir la responsabilidad como empresa", agregó.
El funcionario señaló que la decisión se tomó luego de evaluar la necesidad de darle "viabilidad y fortaleza a la empresa". De todas formas aseguró que los 35 trabajadores que permanecerán en la planta garantizan la seguridad del polvorín que allí existe.
"La Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos de Azul no estará operativa desde el martes 2 de enero hasta el miércoles 14 de febrero de 2018, con motivos de realizarse una evaluación de sus condiciones técnicas y de su capacidad productiva", fue el mensaje con el que se encontraron sus trabajadores al ingresar a sus puestos de trabajo.
El delegado de ATE en la fábrica, Omar Menchaca, aseguró a su vez que casi la totalidad de los empleados del polvorín fueron despedidos y "los que quedan no tienen la capacitación para contener cualquier problema que surja".
Los despedidos de la planta de explosivos continuarán hoy con las protestas. Tienen previsto una concentración en el Concejo Deliberante y por la tarde una marcha por las calles de Azul y se realizará un apagón de media hora entre las 21 y 21:30.
Los empleados planean acampar frente a la sede municipal a la espera de ser recibidos por el intendente Bertellys que llegó a ese cargo de mano del Frente para la Victoria pero luego, saltó a las filas de Cambiemos.