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¿Qué es el trabajo golondrina?: un reclamo invisibilizado y la lucha por volver a casa ante la pandemia

Decenas de trabajadores se encuentran varados en provincias a las que migraron con motivos laborales, muchos de ellos, subsisten en condiciones precarias mientras sus patrones sirven hacia otros intereses. En Filo.News, conversamos con el abogado Sergio Heredia -defensor por el crimen de Daniel Solano-, la terapista ocupacional y psicóloga, Florencia Durand; y las voces en primera persona de quienes viven y vivieron esta situación. Un panorama hostil y el sueño de regresar con su familias a cumplir la cuarentena.

¿Qué es el trabajo golondrina?: un reclamo invisibilizado y la lucha por volver a casa ante la pandemia
Trabajadores golondrina (Foto: Gentileza Equipo de colaboradorxs del Caso Solano)

El 19 de marzo el presidente de la Nación, Alberto Fernández, anunciaba en todo el territorio la disposición del aislamiento preventivo, social y obligatorio, medida para frenar la circulación de los individuos, y con ello, la exposición al nuevo coronavirus, el COVID-19. "A partir de las 00hs de mañana todos tienen que quedarse en sus casas", anunció el mandatario aquel jueves posterior a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarase "pandemia" al virus.

Pasó un mes y mientras que muchos se debaten entre la desesperación del querer salir y el privilegio (aunque sea producto de un esfuerzo individual y ahorros de años) de tener un hogar y trascienden los recurrentes incumplimientos de cuarentena, decenas de trabajadores, dispersos en toda la región, desean regresar a sus ciudades natales y con sus familias.

¿Qué es el trabajo golondrina? ¿Qué les impide volver a sus hogares? ¿Cuántas horas integra una jornada laboral? ¿bajo qué condiciones? ¿Cuánto debe resignar un trabajador, qué tan lejos debe viajar de sus casas para acceder a esta clase de ocupación?

 

Se le llama trabajadores golondrinas a aquellas personas -en su mayoría varones- que migran a otras provincias para desempeñarse en las chacras, y en tareas agrícolas, agroindustriales, o de cosecha. Contratados con la promesa de una ocupación fija a cambio de un salario (que generalmente no retribuye el valor físico e íntegro de su labor), estos trabajadores pasan meses alejados de sus hijos, madres, hermanos, parejas, abuelos y amigos.

El mayor movimiento en términos migratorios se produce de Norte a Sur (hay excepciones) instalándose generalmente en provincias como Río Negro (por la manzana, la pera, la cosecha), en Neuquén, Mendoza (por la uva), La Rioja (por la aceituna), Tucumán (por el limón), Salta (por la soja), entre otros destinos.

"Si bien su trabajo está reglamentado en términos específicos, se caracteriza por un nivel de explotación, incluso en la trata de personas, que por la necesidad, prestan un servicio esencial pero no son reconocidos ni adeudados", explica a Filo.News el abogado querellante Sergio Heredia, representante de la familia de Daniel Solano.

Daniel Solano era un trabajador salteño, miembro de la comunidad guaraní Misión Cherenta, que como muchos viajó a Choele Choel (Río Negro) con la promesa de una labor estable durante la temporada. Fue contratado por la empresa tercerizada Agrocosecha, que respondía a la multinacional Expofrut Argentina S.A.

Al notar que su salario no era el acordado, Solano incita a sus compañeros a volver a las oficinas de Agrocosecha a pedir el reintegro. La noche previa a su desaparición, llamó a su padre, Gualberto para contarle, y tranquilizarlo diciéndole que pronto estaría nuevamente con él. Sin embargo, durante la madrugada del 5 de noviembre de 2011, la Policía lo sacó a la fuerza de Macuba, el boliche en el que se encontraba. Desde allí no se lo volvió a ver.

Trabajo golondrina | Fuente: Gentileza Equipo de colaboradorxs del Caso Solano

El trabajo de los abogados Sergio Heredia -como Solano, oriundo de Tartagal, Salta- y Leandro Aparicio -de Bahía Blanca, Buenos Aires- esclareció un entramado perturbador en el que estaban involucrados decenas de oficiales de la policía, e incluso fiscales y jueces que se encontraban presuntamente cooperando en la investigación del caso. La labor de los letrados -que bien se puede ver en el documental "¿Dónde está Daniel Solano? Diario de una causa", en el que registraron el proceso desde su llegada a Choele Choel- marcó un antes y un después respecto al trabajo golondrina aunque, lamentablemente, el panorama modificado no es completamente alentador: decenas de trabajadores son hacinados y no reconocidos por la cantidad de horas de trabajo ni el esfuerzo físico que su labor requiere, son los mismos que hoy, en tiempos en los que un virus amenaza la salud de la población mundial, piden volver a casa.

Regresar (quedarse en) a casa, ¿un privilegio?

Esta cuarentena nos muestra nuevamente una brecha de desigualdad y clase, algunas personas cuentan con un trabajo asalariado, con aportes y obra social. Sin embargo, otras lo hacen en condiciones laborales precarizadas, quedando fuera del sistema. ¿Qué sucede cuando para acceder a esta ocupación se debe viajar lejos de la familia durante meses? ¿Qué sucede cuando se realizan jornadas de trabajo de más de 12 horas? ¿Cuál es la retribución económica acorde a esas tareas? ¿Qué pasa con aquellos que, actualmente, en tiempos de pandemia se encuentran en otras provincias por haberse trasladado ahí por este trabajo golondrina? 

"Cuando se conjuga la precariedad, la inestabilidad del trabajo, la escasa retribución económica, las extensas jornadas que requieren un gran esfuerzo físico, con su correspondiente riesgo a lesiones que pudieran llegar a cronoificarse, la mala nutrición, la fragilidad de los soportes emocionales provenientes de sus lazos sociales producidos por estar lejos de sus afectos, estos factores de riesgo psicosocial, son principales predisponentes en la persona para una degradación físico, mental y emocional", explica a este medio la Licenciada en Terapia Ocupacional, Licenciada en Psicología y docente universitaria, Florencia Durand. "En su mayoría quedan en una situación de gran desprotección y vuelvo con la vulnerabilidad, este factor es esencial ya que una persona en riesgo, ante una situación como es la actual pandemia está expuesto a sufrir con mayor probabilidad el resultado menos esperado o más temido, ya que éstos no pueden reducir, minimizar o hacer frente de forma preventiva", añade.

Pintada en reclamo a Daniel Solano | Foto: Gentileza Equipo de colaboradorxs del Caso Solano

De acuerdo a lo que explica el abogado Heredia -tras su experiencia trabajando el caso Solano- la contratación se puede dar de muchas maneras, incluso de manera sistemática y cómplice con las autoridades. "En Salta (donde habitan muchas etnias de pueblos originarios toba, wichí, chiriguano, entre otras) hay diversos lugares donde esta gente va a trabajar. Muchos aborígenes se trasladan incluso con sus familias, es decir que a veces la explotación es hasta grupal. Incluso en ocasiones los trabajadores se trasladan ya sabiendo dónde está la mano de obra", explica.  

"Sin embargo, últimamente se ha caracterizado por los captadores de trabajadores, empresas tercerizadas (como Agrocosecha, respecto al caso Solano), es decir, los empleadores subcontratan una empresa para que ésta busque a los obreros. Es una captación totalmente organizada. Primeramente, que se utiliza los medios radiales para ofrecer los trabajos en los distintos pueblos, donde surgen las promesas que después no se cumplen. También se contrata a través de lo que se llama punteros, gente de esa misma comunidad/pueblos, encargados de recolectar a los trabajadores. En el caso Solano, además de esa trata de personas y explotación, los colectivos que llevaban a estos obreros iban repletos de cocaína, es decir que estos contratistas de Agrocosecha además de explotar utilizaban esta pantalla para una red de narcotráfico para llevar droga hacia el sur, una zona cara donde llega la cocaína", subraya.

Hoy, el gobierno pide que permanezcamos en nuestros hogares, y es ahí donde se produce una paradoja ya que muchos de estos trabajadores están lejos de poder hacerlo debido a varias cuestiones. Una de ellas, es conseguir que el patrón (o patrona) les permita el traslado, obtener la constancia de viaje, y finalmente que desde su provincia natal envíen micros hacia la ciudad en la que se encuentran varados.

Si bien no son todos los casos en totalidad, se han enviado algunos vehículos a las distintas regiones y muchos -la mayoría, casos que hicieron público su reclamo, exponiendo sus casos en redes sociales y medios- lograron volver con sus familias. Pese a ello, aún quedan, algunos porque deciden reunir un poco más de dinero, otros no tienen opción.

En este sentido, el Ministerio de Transporte estableció un protocolo (establecido según la resolución 90/2020 publicada en el Boletín Oficial) para que los residentes argentinos y extranjeros puedan movilizarse dentro del país con dos condiciones: para el cumplimiento de las actividades consideradas esenciales, exceptuadas de la cuarentena obligatoria, o por razones de carácter humanitario y/o sanitario. En el primer caso, "la empresa peticionante solicitará el traslado a una transportista habilitada para realizar servicios de transporte automotor en jurisdicción nacional, indicando fecha y hora del traslado, cantidad de personas a transportar -adjuntando nómina con nombre, apellido y documento de cada uno de ellos-, origen, destino y paradas del servicio". Respecto al segundo, la solicitud deberá ser dirigida a la Subsecretaría de Transporte Automotor por la autoridad pública (intendente o gobernador) del punto de origen del traslado, precisando fecha y hora del mismo, cantidad de personas a transportar -adjuntando nómina con nombre, apellido y documento de cada uno de ellos-, origen, destino y paradas del servicio.

Trabajadores golondrinas tucumanos | Fuente: GentilezaEquipo de colaboradorxs del Caso Solano

"No sé si son miles pero sí cientos los trabajadores que aún no han podido viajar, viven hacinados. Están sin dinero", denuncia Heredia. "Gracias al haber publicado lo que esta gente vive, los gobiernos están poniendo los colectivos para que puedan regresar a sus ciudades y cumplir la cuarentena. Hay muchos videos en las redes donde ha quedado de manifiesto esta situación, en los que estos trabajadores piden auxilio porque no pueden cumplir la cuarentena y a la vez tampoco tienen mucho dinero para regresar. Me produce mucha tristeza que la muerte de Solano no haya servido para que esto no siga sucediendo", lamenta el letrado, a quien le es inevitable volver al caso que fue (es) paradigmático en esta problemática.

  • La historia de Marcelo

Juan Marcelo Rojas tiene 40 años, es oriundo de Entre Ríos y desde los 18  que se traslada a Río Negro. "La primera vez que vine sabía que iba a ser diferente la forma de trabajar aquí a la que estoy acostumbrado a realizar en mis pagos", comenta.

Desde el 15 de enero se encuentra trabajando en la región, separado de su familia. "Tuve la suerte de entrar en los lugares donde trabajé con muy buena predisposición de los patrones nunca tuve problemas de ningún tipo, por lo menos yo. Me desempeño en la chacra como cosechador. Todos los años alquilo una casa particular trato de buscar la mayor comodidad para mí aunque algunos compañeros y amigos no tienen esa suerte las condiciones no son tan buenas. La mayoría de mis colegas vienen a la deriva, o sea, no vienen con trabajo fijo. Algunos consiguen trabajo y otros lamentablemente no. Es un riesgo que toman al venir al Sur", menciona. De su círculo cercano sólo él y su hermano se dedican a estas actividades.

"La respuesta de Entre Ríos es manden los micros para nosotros poder viajar pero nos dijeron que tenemos que ser 60 personas o más", cuenta, aunque son alrededor de 30 los trabajadores dispersos por Cervantes, Huergo, Godoy, Regina y Cipolletti. "Algunos compañeros se han comunicado con el sindicato de la fruta de Entre Ríos pero no tuvieron respuestas", señala Marcelo.

"Tuve la suerte de estar acá cuando paso lo de Daniel Solano. En lo personal me causa dolor e indignación. Algunos productores o algunas empresas se aprovechan de la necesidad de los trabajadores golondrinas", añade. Si uno visita Choele Choel notará que se respira la incertidumbre y el dolor del crimen, y más aún con la latente presencia de trabajadores que habiendo transcurrido casi diez años siguen siendo vulnerados.

  • La situación de trabajadores varados en La Rioja y Río Negro

Cambian las historias pero se evidencian las mismas situaciones, el impedimento de no poder regresar, el apremio económico y la vulneración de clase social. 

Un grupo de tucumanos fue despedido de la Finca El Carmu, aunque luego consiguió trabajo en Olivos Argentinos. Entre ellos están Emanuel Orellana y José González quienes en un principio accedieron a quedarse. Sin embargo, tiempo después José sufre un accidente laboral y además, se entera que su madre está internada, los trabajadores comenzaron a organizarse para regresar a la provincia. Incluso, dieron de baja el alquiler para marcharse, finalmente no hubo ni micros ni colectivos, se quedaron en la calle. 

"Tras comunicarse con el comité de emergencia y defensa civil, consiguieron ser ubicados en el Hotel Avant (Juan D. Perón 1290, Ciudad de La Rioja)", reporta el Equipo de colaboradorxs del Caso Solano, que añade: "Solicitan que las autoridades de Tucumán logren coordinar las acciones necesarias con el gobierno de La Rioja para que se disponga de un transporte que les permita regresar a pasar la cuarentena con sus familias".

Trabajadores golondrinas tucumanos varados en La Rioja | Fuente: Gentileza Equipo de colaboradorxs del Caso Solano

Lisimaco Flores forma parte de un conjunto de trabajadores salteños varados en La Rioja, costeando alquileres para vivir y buscando la manera de regresar a su provincia. El registro que lleva De Rossi data que estaban yendo a trabajar de forma discontinua debido a la cantidad de controles policiales y viales que impiden los trasladados de grupos grandes de personas a las fincas. "La empresa Promas no les está proveyendo de alguna forma de traslado seguro, dado que los colectivos de corta distancia quedaron fuera de circulación", denuncia.

Francisco Soria viajó desde Salta para trabajar en Villa Regina (Río Negro), desde donde el traslado de los trabajadoes se da mediante la empresa El Tucumanito. Aunque ni él ni otros compañeros pudieron viajar porque se encuentra cerrado el paso a Colonia Santa Rosa, su destino (deben llegar a Oran, Pichanal también). "No entra ni sale nadie y menos trabajadores golondrinas", reporta el Equipo de colaboradorxs del Caso Solano en su informe en el que además precisa un dato no menor: circuló un rumor que señala que el caso de COVID-19 identificado en Salta se habría dado por contagio de un trabajador golondrina que viajó desde Neuquén.

  • La historia de los hermanos Jorge y Javier Ruiz

Javier Ruiz tiene 45 años hoy vive en Mataderos -barrio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires- pero nació en Simoca, Tucumán, donde desde sus ocho años ya iba al campo a cortar caña de azúcar. "No teníamos tiempo para ir al colegio, éramos muchos en casa así que estábamos todo el día trabajando en el campo para mantener a los hermanos más chicos. Una vida sacrificada", cuenta.

A sus 14 años, tomó la iniciativa de trabajar fuera de su provincia, el llamado "trabajo golondrina", y dado a que era menor de edad, su madre firmó un permiso en la comisaría autorizando a su tío para que respondiera como su tutor a cargo. "Fuimos a Salta a limpiar soja, después a Balcarse para cosechar papa también. Es una vida sacrificada, te dejan en el campo quince o veinte días, te llevan la comida. Hemos dormido en el piso y nos hacíamos como una especie de camita", recuerda Javier, quien en ese entonces viajó con sus vecinos, los muchachos con los que se crió en su ciudad natal.

Entre sus trabajos como "golondrina", Javier se encargó de cortar guinea para hacer las escobas. "Eso te pincha todo. Hacía calor y las teníamos que salir a cortar igual, estábamos llenos de granos y las manos lastimadas. Era o dormir en la terminal o salir a hacer ese trabajo, y nosotros lo hacíamos. Aparte de noche no te dejaban estar en la terminal. así que si no teníamos que andar en la calle", menciona.

"En esa época que iba a limpiar soja te pagaban por hectárea, cuanto más limpiabas, más te pagaban. Teníamos que cortar los yuyos para que deje crecer la soja. En Balcarse teníamos que cargar las bolsas de papas de 50 kg. y a veces tenías que andar todo el día con la bolsa colgada en la cintura y con las manos juntando y embolsando, juntando y embolsando. Cuando llovía no podíamos ir, porque la papa la tenés que juntar cuando está seca porque mojada se pudre. Había meses que por el clima no podíamos salir a trabajar y nos quedábamos en el campo: comíamos papa a la mañana, al mediodía, hervida, de todas formas porque ni el patrón podía entrar con la comida. En las chacras sacábamos el maíz, lo hervíamos y tomábamos mate con choclo. A veces, no teníamos ni para la yerba. Las noches de lluvia muchas veces teníamos que dormir todos juntos, como se podía, amontonados, porque el techo era muy chico", rememora Javier y sabe que ahora, por uno de sus hermanos, Jorge, que siguen durmiendo amontonados pero en cuchetas. 

 

Jorge y sus compañeros de trabajo hicieron público su reclamo para regresar a sus hogares | Fuente: Gentileza de su familia.

Recientemente la familia estuvo pendiente del regreso de Jorge, quien durante varios días se encontró varado en Neuquén junto a sus compañeros, en reclamo de volver a sus hogares. Afortunadamente, pudo regresar a casa. "Mi hermano más chico estaba trabajando y la patrona le dijo que si se iban no les pagaba, así que habían tomado la decisión de quedarse", señala Javier.

Las que (cuarentena o no) se quedan en casa

En la mayoría de estas historias el rol de la mujer se ajusta al modelo patriarcal que induce al hombre para que migre en función al mantenimiento del hogar y restringe a las esposas a los quehaceres domésticos y al cuidado de los hijos.

"Una vez más vemos cómo las mujeres quedan exclusivamente limitadas al rol de cuidadoras, amas de casa", señala la Licenciada Florencia Durand, contemplando también otra arista del trabajo golondrina. Las mujeres no sólo están a la espera -y con ello la preocupación de la distancia y la incertidumbre- de sus parejas, hermanos, padres, tíos y primos.

"Contando con nulas oportunidades de inserción laboral. Estas actividades de cuidado, tanto de hijos, como de los animales y huertas personales (estos últimos dos permiten reducir los gastos en alimentos) conllevan la mayoría del tiempo de las mujeres las cuales las realizan todos los meses del año", completa la Licenciada.

"El virus de la corrupción, peor que el coronavirus"

"La pregunta que nos hicimos (junto a Aparicio) es por qué, si necesidad de trabajo hay en todos lados, el rionegrino necesita al obrero que vaya a bajar la manzana, que trabaje en la cosecha", plantea el abogado Heredia. Con estas palabras abre el panorama a otra cuestión no menor en la que se articulan la clase social, los pueblos originarios, el acceso al empleo restringido y la discriminación de trabajadores golondrina. "Primero, porque le sale más barato. Segundo, porque eran discriminados. El caso Solano desnudó esa discriminación, esa explotación. Los trabajadores son discriminados también en los propios pueblos donde van a trabajar, aunque sean una fuente laboral y dejen la plata en ese lugar al que van, y fomenten el negocio. La discriminación por el sólo hecho de ser aborígenes", responde el letrado.

Reclamo por el crimen de Daniel Solano | Fuente: Equipo de colaboradorxs del Caso Solano

Solano no fue el único "golondrina" desaparecido, como él no se vio más con vida a Andrés Cuyebay, Héctor Villagrán, y Piyuco (compañero del que no se sabe nada más al mes del caso). "Como verán los muertos son muchos", señala Heredia que añade que la investigación para hallar el cuerpo de Solano tiene más de 20 causas conexas entre ellas el narcotráfico, la trata de personas, la explotación laboral, estafa, todas ellas, con un fuerte vínculo con el trabajo golondrina.

Ahí es donde entra la maquinaria estatal. "En este caso el Estado tuvo mucho que ver. Dentro de esa asociación no solamente está la policía y los patrones de Agrocosecha sino que también está la Justicia, porque la Justicia que supuestamente investigaba la muerte de Daniel Solano, a cargo de la jueza la Doctora Marisa Bosco, su cuñado, el señor Bernardi había sido gerente de Agrocosecha. ¿Quién es hermano de Bernardi? el famoso camarista Bernardi que fue condenado a prisión por abusar de menores. Había fiscales, jueces, hubo toda una organización", denuncia Heredia.

El principal directivo de Expofrut (empresa para la que había trabajado Solano, tras ser contratado por Agrocosecha) es Fernando Oris de Roa, quien fue embajador del ex presidente Mauricio Macri en Estados Unidos. "Ese señor explotador de obreros", como lo define Heredia. "No nos olvidemos que Miguel Ángel Picheto fue uno de los máximos defensores de Expofrut, que tiene la conseción de los puertos en Río Negro, que no sólo llevaban fruta sino las famosas 'manzanas blancas'", añade.

"El caso Solano es uno de los casos más emblemáticos de la Argentina y de los más ocultos porque pone al desnudo el famoso virus de la corrupción de la Justicia que es peor que el coronavirus", sostiene el abogado Sergio Heredia.

"Por eso es que matan a Solano. No murió porque estaba borracho y lo sacaron de un boliche, no, es asesinado por directivas de su patrón y un equipo policial lo ejecuta cumpliendo órdenes. Una vez que lo matan se hace un encubrimiento judicial, policial y empresarial que queda al descubierto cuando nosotros llegamos a Río Negro. Si no, hubiera quedado impune, porque la teoría era que Daniel estaba en Neuquén. Ese poder aún hoy sigue, nosotros tenemos denunciadas a más de 40 personas y 17 policías imputados y recién hemos juzgado a siete que están libres por más que fueron condenados a prisión perpetua porque están en la Corte de Justicia, siguen siendo policías. Vamos a juzgar a tres más y nos falta un octavo asesino que se llama Tomás Vera (íntimo amigo de los dueños de Agrocosecha, un policía cantor y quien identifica a Solano en Macuba). Es uno de los casos más emblemáticos de la Argentina y de los más ocultos porque pone al desnudo el famoso virus de la corrupción de la Justicia que es peor que el coronavirus", asegura.

Tampoco existen políticas públicas que amparen al trabajador golondrina. Heredia explica que cuenta con una ley específica en la cual se asimila al trabajador eventual, se le paga por temporada. UATRE no protege al trabajador sino que lo negocia con el "poder que da ser gremialista". "Entonces, el obrero no está protegido y lo digo con mucho respeto y humildad. Nuestro trabajo en el caso Solano cambió mucho la manera de ver las cosas en Río Negro, se tuvieron que poner delegaciones de trabajo, se mejoraron las condiciones de las gamelas (lugar que les daban a los trabajadores para dormir), todo cambió a partir de demostrar lo que nosotros decíamos", afirma.

Documental "¿Dónde está Daniel Solano? Diario de una causa", dirigido por los abogados Leantro Aparicio y Sergio Heredia.
 

"La influencia de los espacios de trabajo, la actividad productiva y el colectivo de trabajadores poseen incidencia directa en la salud ocupacional, física, mental y emocional de la persona", agrega sobre este punto la Licenciada Florencia Durand. "Si tenemos en cuenta que la precarización es un fenómeno producto dependiente del proceso de generación de ganancias en donde la productividad exigida insume jornadas extensas, eso ocasiona que las rutinas de las personas que se encuentran en estas condiciones de trabajo, están abocadas mayoritariamente en torno a la productividad, con escaso o ningún tiempo para la educación, sus actividades de la vida diaria, el ocio y tiempo libre, es decir, se produce un desequilibrio en las áreas ocupacionales que mantenido en el tiempo ocasiona procesos de enfermedades de diversa índole y afección", manifiesta.

"Que el caso Solano sirva para cambiar"

"Yo a Gualberto le dije desde el primer día: 'No le voy a mentir, su hijo se murió; lo vamos a encontrar pero está muerto, lo mataron'. Por eso él siempre dijo: 'Yo quiero el cuerpo de mi hijo'. Gualberto se murió sin poder tener el cuerpo de su hijo y eso pasa con todas las víctimas", lamenta el abogado quien se preocupa y enorgullece a la vez con los deseos de su propio hijo, quien decidió estudiar su misma carrera.

Gualberto Solano, padre de Daniel | Fuente: Gentileza Equipo de colaboradorxs del Caso Solano

En abril del 2018, Heredia se encargó de trasladar él mismo los restos de Gualberto, ese hombre firme no tuvo temor de acampar frente al Juzgado N°30 de Choele Choel, a cambio de Justicia por su hijo, Daniel. Hoy los abogados Aparicio y Heredia representan a Don Manuel, abuelo de Solano.

"Deseo recuperar el cuerpo de Daniel, es la promesa que le hicimos a Gualberto. Espero que nos de la salud y el tiempo para juzgar a estos tres policías y a Tomás Vera y condenarlos. Y espero que nuestro trabajo en el caso Solano sirva para cambiar. Uno de los grandes problemas de la Argentina es el poder Judicial, cómo está organizado, por algo está tan cuestionado", cierra el letrado tartagalense. 

Que el caso Solano sirva, apropiando las palabras de Heredia para que los derechos laborales de todos los trabajadores sean reconocidos, para que termine la desaparición forzada de personas y para que puedan volver a casa a cumplir la cuarentena.

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