"Tengo dos hijos hermosos que son la razón de mi vida. Ema de 6 y Milo de 3. En cuanto a lo profesional, sigo con mi carrera artística y con proyectos musicales que van desde la música electrónica hasta esta nueva banda, Boehmi, que vamos a presentar el primer disco el 7 de diciembre. Boehmi es una fusión de sonidos con raíz afro, rock, flamenco y música negra. A su vez, sigo con mi trabajo como productor musical para grupos y solistas independientes y como docente, que el año pasado logré terminar mis estudios en el conservatorio". 

"Me considero un activista y mi causa es siempre la transformación social. Me identifico con la de los afrodescendientes aquí en Argentina y busco visibilizar su aporte a lo que es hoy nuestro país. Luchar contra el racismo y a favor de la diversidad cultural".

"Mambru me agarró en un momento de mi vida en el cual venía de una sucesión de eventos. El fallecimiento de mi padre había ocurrido meses antes de la convocatoria al grupo. Tuve que viajar a África y conocer a muchos familiares que tengo allá".

"Yo venía estudiando y grabando mis canciones porque había tomado la decisión de que me quería dedicar a la música. Había probado varias cosas que no me llenaban. Me presenté al casting de Mambru y llegué a último momento. Era uno de los últimos en la fila. Esa puerta se abrió de par en par y eso hizo que pueda aprender un montón de cosas que quizá no hubiese aprendido. Mambru me dejo mucho aprendizaje y estoy muy agradecido".

"La pasión que tengo por la música. Agradezco el legado que me dejó mi padre porque él era músico  y cantante. Cuando me siento un poco mal, raro o fuera de eje agarró la guitarra y me vuelvo a encontrar con mi ser. Eso es para mi la felicidad. Mis hijos y mi familia también me hacen feliz. Puedo decir que soy un hombre feliz".

"No tuve tiempo de extrañar a los Mambru porque nos juntamos hace poco a comer un asado que hicimos para vernos. Estamos súper conectados, tenemos un grupo de Whatsapp. No hay tiempo de extrañarnos".