Como lo hice yo
Las fuertes y variadas letras de amor de Sandro lograban captar a millones de personas alrededor de mundo, tocando cada corazón y cada historia personal.
Así también logró tanta conexión con sus "nenas", desesperadas por verlo, tocarlo y regalarle su ropa interior, generalmente lanzada durante sus conciertos al escenario. El particular fenómeno de estas fans (adolescentes durante los '70, aún vigentes) daban lugar a anécdotas de este tipo:
"Ante la inminente partida hacia el más allá de una de mis tías favoritas, consideré una buena despedida que ella y sus hermanas fueran a ver un recital de Sandro" comenta una fan."Al rato se empezaron a apagar las luces y la tía gritaba: '¡Ahí viene el frenético, ahí viene el frenético!' Era el cantante vestido de negro, con una rosa roja en una mano y un micrófono en la otra. El teatro empezó a temblar. Pensé que era un terremoto. No, eran las 'chicas' liberando endorfinas"
"Cuando arrancaba con las canciones que tenían ritmo, ninguna se quedaba en su sitio, ni la peluca de la tía que quedó con la raya en la nuca. Y a ella no le molestaba. Después de un par de horas nos retiramos. La sonrisa de la tía me animó, le conseguí una foto con la firma del cantante. Al regreso colocó la foto en una especie de altar y le encendió una vela. Pasado más o menos un mes, entró al quirófano a operarse con la foto de Sandro en una mano. Según ella, la fuerza del Gitano la iba a salvar. Yo creo que fueron sus ganas de vivir."