Este thriller brillante de Steven Spielberg mezcla la estructura de la novela de espionaje con un sutil estudio psicológico de sus personajes, cortesía del guión de los Hermanos Coen. Las figuras centrales son el abogado estadounidense James Donovan (Tom Hanks) y el espía soviético Rudolf Abel (Mark Rylance, ganador del Oscar por esta película). La historia gira alrededor de un intercambio de prisioneros en la Berlín de 1960, meses antes de la construcción del Muro. Además de ser un espectáculo atrapante de altos valores de producción y correcta reconstrucción histórica, Puente de Espías transmite mejor que cualquier otra película de la época la mentalidad de Oriente y Occidente en el punto más álgido de la Guerra Fría.

Un drama intimista, tenso, que muestra la vida cotidiana de uno de los agentes de la Stasi, la temida policía secreta de Alemania Oriental. Gerd Weisler, el protagonista, es un agente honesto, que cree en el régimen y no cuestiona sus razones, pero cuando su superior lo asigna a espiar una pareja que parece tener pocas intenciones disidentes, empieza a sospechar de sus verdaderas razones. La pregunta de “La Vida de los Otros” es universal (¿se puede ser un hombre honesto sin cuestionar parte de un sistema corrupto?), pero su ambientación es específica, y a través de la simple observación de los hábitos laborales de este espía desnuda, sin subrayar, la inhumanidad de un sistema que no aceptaba roles que no sean el de colaborador o enemigo del estado.
 

No, no es una película, sino una serie de 8 capítulos que cuenta el enfrentamiento entre las dos Alemanias con elementos de drama, suspenso y hasta comedia. Es la historia de un joven de 24 años reclutado por la Stasi para infiltrarse en Alemania Occidental. El choque de culturas está narrado con inteligencia y a pesar de las comprensibles licencias dramáticas y una tendencia a simplificar el conflicto, nunca cae en el melodrama. La serie fue un éxito en toda Europa, y el primer producto televisivo alemán en estrenarse en un canal de Estados Unidos en formato subtitulado. La primera temporada puede verse en Amazon Prime Video, y esperemos que pronto lleguen las otras dos, ambientadas en 1986 y, claro, en 1989.

Más allá de la Stasi, del régimen, de la Guerra Fría, ¿cómo era la vida cotidiana de Alemania Oriental? A diferencia de los dramas de suspenso de esta lista, Sonnenallee es una comedia sobre adolescentes rebeldes que no parecen muy interesados en comunismo o capitalismo, sino en enamorarse, pasar un buen momento, y la música - una de las cosas que tienen que contrabandear sí o sí desde Alemania Oriental. A su estreno, 10 años después de la caída del Muro, la película fue muy criticada por “glorificar” la vida durante el régimen soviético - pero la película resultó muy popular entre el público que vivía de ese lado del muro.
 

La obra maestra de Wim Wenders es la película icónica a la hora de hablar de los últimos años del Muro de Berlín. Esta fábula sobre un ángel que añora sentir lo que los humanos sienten explora con la melancolía que lo caracteriza la división entre las dos ciudades, a través de imágenes impactantes que muestran una ciudad congelada en el tiempo, el Muro casi una herida que la corta al medio. Los diálogos, literarios pero cargados de humor y potentes referencias históricas, son obra de Peter Handke, reciente ganador del Premio Nobel.
 

Esta correcta película de acción del mismo equipo de John Wick destaca por su ambientación, que recrea minuciosamente las dos Berlín de fines de 1989. En los momentos previos a la caída del Muro, los dos bandos parecen más interesados en sostener sus estructuras burocráticas que en reunir a los alemanes, y aunque (predeciblemente) es una agente extranjera la que lo soluciona todo, son pocas las películas de este género que se preocupan tanto por la verosimilitud de sus espacios. Los autos, los departamentos, los uniformes - la historia es olvidable, la acción es dinámica, Charlize Theron domina la pantalla como pocas actrices, pero la razón principal para verla es ese viaje en el tiempo.

Christiane Kerner es una creyente. A pesar de que en 1988 el fin de la Unión Soviética está en el horizonte, Christiane todavía tiene fe en que el socialismo puede cambiar el mundo, hasta que sufre un ataque cardíaco luego de ver a su hijo Alex golpeado por oficiales en una protesta contra el Muro. Christiane entra en coma, el Muro cae, y el médico advierte a Alex que su madre no debe sufrir ningún shock repentino porque su corazón sigue débil. Alex, entonces, debe simular que las cosas siguen igual que siempre y Alemania Oriental continúa existiendo. “Good Bye Lenin!” es una comedia liviana, agradable, que tiene mucho para decir sobre el régimen comunista, pero también sobre la forma en la que los valores de una cultura se alteraron de un día para el otro con la llegada del capitalismo.