Tras las eliminaciones de Alemania, Argentina y España, Brasil puso un poco de orden en este Mundial. En el Cosmos Arena de la ciudad de Samara y con los goles de Neymar y Roberto Firmino, le ganó a México 2 a 0 y se clasificó a los cuartos de final y sigue en carrera en un torneo donde a los grandes favoritos no les ha ido nada bien. El viernes desde las 15, el conjunto verdeamarelo se medirá con el ganador del duelo entre Bélgica y Japón.

Cómodo y sin desesperarse, el conjunto de Tite mostró su superioridad y venció a un equipo que entregó todo lo que tenía pero que jamás encontró la manera de hacerle daño a la gran candidata a quedarse con la Copa del Mundo.

En un cuadro donde los seleccionados que más ilusionaban quedaron temprano en el camino, Brasil tiene en el horizonte algunos rivales para tener cuidado como Bélgica, Francia y Uruguay, y de llegar a la final podría encontrarse con Inglaterra, a priori la más fuerte del otro lado.

Bajo el liderazgo de Tite, la verdeamarela casi no ha tenido contrincante: de los 25 partidos que dirigió, ganó 20, empató 4 y sólo perdió 1 (un amistoso ante Argentina, 1 a 0 con un tanto de Gabriel Mercado). Además, marcó 54 goles y sólo recibió 6. Estadísticas de una auténtica máquina de ganar y que cada vez mete más miedo. 

Este plantel hace sentir bien lejos la trágica eliminación en semifinales de Brasil 2014, ese 7 a 1 ante Alemania que tanto dolió. Es otro el técnico, otros los nombres y también es distinto el estilo de este equipo, que pinta para arrollador en lugar de aquél fantasma timorato, pálido e indeciso.

De todas maneras, la bestia no parece haberse despertado. A pesar del empate de la primera jornada 1 a 1 ante Suiza, la Canarinha no mostró su mejor versión, la de velocidad, precisión y que bailó a sus rivales en las Eliminatorias. Por ahora, da la sensación de estar uno o dos cambios más abajo. Aprieta cuando lo necesita. ¿Irá a fondo de cuartos para adelante? 

México y la maldición de octavos

La Selección de México vuelve a quedarse afuera en octavos de final, y es la séptima vez consecutiva que no puede pasar de esta fase. Desde Estados Unidos 1994, el Tri se despide en la misma ronda. Bulgaria, Alemania, Estados Unidos, dos veces Argentina y Holanda, los verdugos del combinado azteca.

El partido

Después de pasar varios minutos de desconcierto en el comienzo con un par de contraataques mexicanos que lo preocuparon, el pentacampeón tomó el dominio del juego y se acercó peligrosamente al arco de Guillermo Ochoa, que tuvo dos tapadas importantes.

A partir de los 20 minutos, el juego se desarrolló tal como se esperaba: la posesión pasó a ser en su mayoría de la Canarinha, mientras que los mexicanos trataron de robar la pelota y jugar rápido de contraataque, igual que en su primer partido con Alemania.

En la segunda etapa, la defensa mexicana no soportó la calidad de Neymar y sus compañeros: en una gran jugada armada y definida por la figura del PSG, la verdeamarela consiguió la ventaja y la tranquilidad.

Además de la superioridad técnica y futbolística, el resultado se explica por la toma de decisiones. Siempre que tuvieron oportunidades claras de gol, los jugadores mexicanos eligieron mal, con remates al arco desde lejos, tapados, cuando tenían posibilidades de pase mucho más prometedoras. Los brasileños, en cambio, fueron más pensantes, utilizaron su gambeta y se tomaron siempre un tiempo más para buscar una mejor opción.

El golpe mortal, por si hacía falta, lo dio Firmino, en la primera pelota que tocó: mal pase en la salida mexicana, intercepción de Fernandinho y posterior corrida de Neymar, que la punteó ante la salida de Ochoa para que su compañero la empujara al arco vacío.

El conjunto dirigido por Tite, que pasó a media máquina una cómoda fase de grupos y pudo regular sus esfuerzos en los octavos de final, se enfrentará en la próxima fase a Bélgica o Japón, que jugarán este lunes desde las 15hs (hora argentina) en el Rostov Arena.