Cromañón nos pasó a todos: a 21 años de la tragedia-masacre
A través de su obra, Gustavo Moscona profundiza, en un gesto urgente, en la memoria viva y resonante de uno de los hechos más dolorosos del país. Con 17 actores en escena, construye muchas historias a la vez, entre risas, relatos y momentos que viajan en el tiempo.
Estamos por ingresar a la obra documental Cromañon nos pasó a todos, escrita y dirigida por Gustavo Moscona, considerada de interés cultural por la legislatura porteña. Mariela Bonilla, encargada de la puesta en escena, nos propone mirarnos al espejo de la antesala del Espacio Cultural Sabato, de la facultad de económicas de la UBA. Nos hace preguntarnos qué es lo primero que pensamos cuando nos vemos.
Entramos a una sala sin escenario, nos sentamos o paramos distribuidos desordenadamente frente a una banda en vivo que acompaña a un grupo de actores que parece contar varias historias a la vez: algunos corren, otros leen un escrito, dos se abrazan encontrándose y una de ellas busca desesperadamente a su hija.
Foto: Mario Carrasco @maritus_carrasquitus
En escena ocurren, a través de distintos lenguajes escénicos, sensaciones, historias y estados que se entrelazan para contar uno de los hechos más dolorosos del país: la tragedia-masacre de la República Cromañón, ocurrida el 30 de diciembre de 2004 durante el recital de la banda Callejeros, donde 194 personas perdieron la vida.
A través de un recorrido no lineal, cada momento nos muestra formas distintas de ver y entender lo ocurrido. El presente y el pasado se unen: la previa de algunos jóvenes apurados por llegar a lo que era el segundo recital de Callejeros, el posterior reclamo de justicia de familiares y amigos, algunos fragmentos del juicio y también los gritos de desesperación ante las puertas de la sala, simulando las puertas de aquel recital, que no se abren.
Foto: Mario Carrasco @maritus_carrasquitus
En medio de la obra, aparece Moscona como profesor de sociología y relata una de las historias que lo impulsó a escribir la obra: un alumno contesta a su pregunta, ¿por qué eligieron estudiar esta carrera?, “porque soy sobreviviente de Cromañón”. Cuenta que su amigo también logró salir, pero volvió para sacar a otros compañeros y por eso falleció. Entonces concluye: “Estudio sociología para saber qué es esto de ser humano”.
Foto: Mario Carrasco @maritus_carrasquitus
Concebido como un dispositivo vivo y documental, donde el público es invitado a participar junto a los 17 actores en escena, busca profundizar juntos en la memoria viva e ir más allá del hecho en sí. Preguntarnos, mientras transcurre la obra, ¿Qué estábamos haciendo ese día? ¿Qué hubiéramos hecho?
Foto: Mario Carrasco @maritus_carrasquitus
Al final, parecemos adentrarnos por unos minutos a República Cromañón, Bonilla nos invita a prender nuestras linternas del celular y alumbrar a los jóvenes caídos: repasar esos pequeños fragmentos de vidas, las voces e interpretaciones que convivieron por una vez más en escena. Después suena Una nueva noche fría de Callejeros, nuevamente nos invitan a saltar, a abrazarnos, a cantar para, en un gesto urgente, mantener en movimiento la memoria.