La actualización del impuesto a los combustibles volvió a quedar postergada por decisión del Poder Ejecutivo, que definió extender el diferimiento del esquema vigente hasta enero de 2026. La medida modifica el cronograma que establecía ajustes trimestrales por inflación y detiene por completo las subas que no llegaron a aplicarse en los últimos meses para evitar un impacto inmediato sobre los precios al público.
En el decreto se incluyó la siguiente explicación oficial: “Que, con el propósito de continuar estimulando el crecimiento de la economía a través de un sendero fiscal sostenible, resulta necesario, para los productos en cuestión, diferir parcialmente los incrementos remanentes originados en las referidas actualizaciones”. Con esa disposición, los aumentos que correspondían a 2024 y a los primeros nueve meses de 2025 quedan trasladados al 1° de enero de 2026.
Aun con la prórroga general, la normativa incorpora un movimiento impositivo puntual previsto para diciembre de 2025. En ese tramo se aplicará una suba de $16,377 por litro en el impuesto a los combustibles líquidos y de $1,003 en el gravamen al dióxido de carbono. Para el gasoil, la actualización definida es de $13,546 por litro en el tributo principal, $7,335 en la alícuota diferencial correspondiente a determinadas regiones y $1,544 por litro en el componente vinculado al CO₂.
La decisión se formalizó mediante el Decreto 840/2025, en el que se afirma que el objetivo oficial es ordenar el esquema tributario sin alterar de inmediato el precio final de los combustibles, mientras se mantiene el plan de actualizaciones cuyo traslado total quedó proyectado para comienzos de 2026.