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Bernard Fowler en Argentina: su amistad con Charly García, la canción "maldita" de Rolling Stones y el recuerdo de Charlie Watts

El histórico corista festeja 35 años al lado de Sus Majestades Satánicas en el país de sus amores. El 1 de octubre toca en Teatro Broadway con una banda que incluye a Zorrito Von Quintiero y Pilo Gómez. ¿Habrán invitados sopresas?

Bernard Fowler en Argentina: su amistad con Charly García, la canción "maldita" de Rolling Stones y el recuerdo de Charlie Watts

Mr. Bernard Fowler está sentado al lado de una piscina, en la calma terraza de un hotel de diseño en Palermo. Luce todo de negro, elegante, con gafas y sus icónicas rastas. Es cordial al recibir al equipo de Filo.News para la entrevista, es un gentleman. Pero de entrada hace chistes que indican que la distancia se irá acortando. También es un Stone.

Y el más porteño de ellos. Su show del próximo 1 de octubre en el Teatro Broadway será una cumbre de personalidades rockeras. Cada una de sus visitas genera revuelo en la escena, y prueba de ello es el evento privado que dio hace poco, que ni el mismísimo Charly García quiso perderse, y fue acompañado de Patricio Sardelli, de Airbag.

Bernard toca con The Rolling Stones desde 1988, lo que marca que en realidad ya atravesó el rubicón de los 35 años y va por las cuatro décadas. ¿Cuatro décadas al lado de Mick Jagger y Keith Richards? ¿Qué cosas vivió? ¡Tantos escenarios, camerinos y aviones! Este joven entrevistador no pudo contener su curiosidad y pecó de periodismo con libertad de emoción.

- Son casi 40 años al lado de los Stones. Andrew Watt -su actual productor- dice que es "como trabajar para Batman". ¿Qué aprendiste de ellos?

- "Tómate tu tiempo". "No te apures".

- Hermoso. ¿En el estudio? ¿O en qué sentido?

- Sí. Exacto. A la hora de hablar. Y en el estudio.

- Como cuando creés que una canción ya está, pero de repente decís: "Arreglemos esto o aquello".

- Sí, exactamente. Tomarme mi tiempo para cada decisión. Es algo que valoro mucho y me ha dado resultado a la hora de aplicarlo en mi propia música.

Bernard Fowler entró en el universo de los Rolling Stones en 1989, cuando fue convocado para aportar coros en la gira "Steel Wheels", y desde entonces se volvió una pieza clave en la maquinaria de la banda. Su voz versátil y poderosa no solo reforzó los clásicos como "Sympathy for the Devil" o "Gimme Shelter", sino que también le dio un matiz distintivo a cada tour, acompañando a Jagger con una energía que se volvió marca registrada en vivo.

Fowler no fue un músico pasajero: estuvo presente en discos como "Steel Wheels", "Voodoo Lounge" y "Bridges to Babylon", además de todas las giras mundiales desde fines de los 80, lo que lo convirtió en un sostén vocal imprescindible. Más que un corista, fue el engranaje invisible que sostuvo la épica sonora de los Stones en escena, consolidando una relación de más de casi cuatro décadas que lo transformó en parte de la familia extendida de la banda.

- ¿Te acordás el primer llamado de Jagger?

- Sí, no lo podía creer.

- ¿Fue así? ¿Te llamó Mick Jagger o qué onda?

- Así tal cual como lo decís. Él me llamó. Yo estaba haciendo música con un amigo, y ese amigo le contó a Mick sobre mí. Estaba muy nervioso.

- ¿Y sobre el primer show? ¿Qué te acordás?

- Pasó algo increíble, jajaja, ¿estás listo para esta historia?

- ¿Qué pasó? Me muero por escucharla.

- Fue en Philadelphia. Una vez más, estaba nervioso, pero obviamente habíamos ensayado muchísimo. Sin embargo, recuerdo subir al escenario, con la emoción y el vértigo del momento, sumándose a las luces... y de repente, un fundido a negro. Se cortó la luz en todo el escenario, en todo el estadio.

- ¡No! ¡No lo puedo creer! ¿En tu primer show?

- ¡Sí! La electricidad se vino abajo completamente. Y yo estaba como... mirando para los costados muy confundido, sin saber qué hacer. Realmente no sabía qué hacer.

- ¿Y entonces? Necesito que me cuentes esta historia con lujo de detalles.

- Estuvimos tocando por unos momentos y se produjo un apagón enorme. Tocamos un poco más sin electricidad, pero lógicamente paramos. La gente de Philadelphia comenzó a retirarse del estadio. Veíamos desde el escenario como el lugar se iba vaciando. Pero entonces... ¡Volvió la luz! Comenzamos a tocar, y la gente volvió corriendo y se puso como loca. Pero dejame contarte un secreto: nunca más volvimos a tocar esa canción.

- ¡No lo puedo creer! ¿Son muy supersticiosos los Stones? ¿Puedo preguntarte qué canción era?

- Sí, "Shattered". 

- ¡Dios mío! Amo esa canción. El disco "Some Girls" completo, lo amo. ¿Así que "Shattered" empezó a ser "la canción maldita? Acá en Argentina llamamos a eso "mufa".

- Sí, era nuestra "canción cursed". Era como una sombra sobre nosotros. Así que si la amás, y no parás de reproducirla... ¡buena suerte con eso! Jajaja.

¿Los Stones son supersticiosos? Confirmar un secreto a voces no es más que un pequeño pasaje de una charla que comenzaba a distenderse y que pedía ir un poco más allá. Entonces quise aprender un poco más sobre su relación de amistad con Sus Majestades Satánicas.

- Seguramente ya te hicieron estas preguntas un millón de veces. Así que prefiero hacerlas rápido, y con respuestas cortas. Como si fuera un "Rolling-Stones-Ping-Pong".

- Jajaja, adelante hermano.

- ¿Cómo es Mick Jagger? Si pudieras resumirlo en un solo tweet. ¿Cómo es él?

- Es un fenómeno de la naturaleza. No es normal que alguien se mantenga en ese nivel, el más alto posible, durante 60 años. Es increíble, hombre. Es eso: de no creer. Un fenómeno de la naturaleza.

- ¿Qué tal Keith Richards?

- Hablamos muy seguido por teléfono. Yo lo llamo, él me llama. Es un gran amigo. Hablamos de cosas normales. Ya sabés: "Hey man, ¿cómo estás? ¿Qué tal la familia? ¿Qué anduviste haciendo? ¿Todo bien? Nos vemos pronto". Es muy amiguero.

- ¿Y Ronnie?

- Bueno, Ronnie es un tipo muy divertido. Es realmente muy divertido. Siempre parece estar tramando algo. Siempre está feliz. Ronnie es como el pegamento. El que mantiene todo unido.

- Hermoso. Y obviamente debo hacerlo. Preguntarte por él. ¿Cómo recordás a Charlie Watts?

- Si buscás la palabra "caballero" en el diccionario, debería aparecer una foto de Charlie Watts. El tipo más caballero y honrado que conocí en mi vida. Una conducta intachable. Ejemplar.

- Bueno, sobre su música y su técnica: hace poco hablé con Durga McBroom, corista de Pink Floyd, ¿la conoce?

- ¿Durga? Sí, estuve con ella hace poco.

- Le pregunté por “The Great Gig in the Sky”.

- Sí, esa es de Pink Floyd. 

- Esa canción tiene un gran solo vocal. Le pregunté si lo improvisaba o si estaba todo ensayado.

- Sí. Excelente pregunta hombre, ¿y qué te respondió? Me interesa.

- Me dijo que al principio era ensayado. Largas horas de ensayo con David Gilmour, pero después empezó a improvisar. Y me compartió algo personal: cuando murió su esposo, la canción tomó un significado completamente nuevo. Ahora, siempre que la canta, piensa en él. Entonces quiero hacerte dos preguntas: ¿Qué libertad tenés a la hora de elegir las notas cuando cantás? ¿Es todo ensayo o dejás espacio para la improvisación?

- Sí, hay espacio para jugar. En vivo, sí. Ensayás mucho, tal cual. Hasta la última nota. Pero después, durante la actuación, se afloja. Se abre espacio. Y ahí aparecen tus propias elecciones. Asumís riesgos, teniendo en cuenta que esas elecciones pueden costarte. O pueden salir bien.

- Claro, entiendo.

- Van apareciendo líneas de melodías que podés hacer. Paralelas a la línea de Mick. Entonces de alguna manera, vas eligiendo caminos en cada momento.

- Increíble. Y lo segundo: ¿Vos también tenés recursos personales para cargar de emoción la voz en un determinado momento?

- Mmm... no, la emoción llega cuando estoy cantando. Por el simple hecho de cantar. Para penetrar el corazón del público tenés que cantar con emoción. No podés ser cantante y no tener emoción. Imposible.

La relación de Bernard Fowler con Argentina tiene un pulso propio: desde su primera visita con los Stones en 1995, supo conectar con el fervor único del público local y lo adoptó como un segundo hogar musical. Con los años, no solo regresó con la banda en cada gira, sino que también armó proyectos paralelos en el país, compartiendo escenario con músicos argentinos y explorando la cultura local con un cariño genuino.

En entrevistas, siempre destacó la pasión de los fans en River y la intensidad de la gente en las calles, reconociendo que ese calor latino le dio fuerza e inspiración. Para muchos, Fowler no es solo “el corista de los Stones”: es un artista que hizo de Argentina una parada emocional obligada, donde encontró una conexión más allá del escenario.

- ¿Por qué Argentina? ¿Qué cosas te gustan de acá?

- Bueno, definitivamente me gusta la carne.

- Jajajaja, ¿entonces volvés por la carne?

- No. También me gusta la pastelería de acá, jajaja. Y obvio tengo a mis amigos. Amo a mis amigos. Amo la ciudad. Tengo a los mejores músicos acá. No tocaría nunca con nadie más. Toco con estos muchachos desde hace más de 20 años. Lo dije muchas veces: "Son todos una banda de cabrones... pero son mis cabrones".

- ¿Qué hay de Charly García?

- Bueno. Es un gran amigo. Cada vez que nos vemos... no sé, simplemente "pasa algo". No sé cómo describirlo. ¿Y te digo algo? Estoy muy feliz de no haberlo conocido como Charly García la primera vez que lo tuve en frente. Lo conocí solo como Charly. Y eso seguirá siendo para mí: solo Charly. Pero sí se que es mucho más que eso. Lo sé muy bien, y por este motivo ya no lo llamaré Charly nunca más.

- ¿No? ¿Y cómo lo vas a llamar?

- Lo llamaré "Doctor".

- Jajaja, ¿por el título honorífico de la UBA?

- Sí, jajaja.

- ¿Y de Zorrito Von Quintiero?

- Con Zorrito tocamos juntos hace muchísimo tiempo. Lo amo. Es el cabrón más grande de todos. Es un cabronazo, pero ya sabés... es mi cabronazo.

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