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El Gobierno recibe USD 2.000 millones, aunque casi la mitad vuelve al organismo

Parte de los fondos se destinarán a pagar compromisos con el propio organismo, mientras persisten las dudas por el nivel de reservas, el déficit externo y el impacto de la apertura comercial.

El Gobierno recibe USD 2.000 millones, aunque casi la mitad vuelve al organismo

El Gobierno recibirá este lunes un nuevo desembolso de USD 2.000 millones por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), en el marco del último acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF) firmado en abril. Este dinero servirá para reforzar las reservas del Banco Central (BCRA) y cumplir compromisos de deuda, aunque una porción significativa del monto tendrá un destino inmediato: el Tesoro deberá abonar unos USD 824 millones en intereses y comisiones, por lo que casi el 40% del giro retornará al propio organismo.

Con este desembolso, el FMI habrá transferido ya USD 14.000 millones de los USD 20.000 millones acordados. Ese adelanto resultó clave en los últimos meses para frenar la pérdida de reservas y estabilizar el mercado cambiario, aunque a cambio de medidas exigidas por el organismo: abandono del crawling peg al 1% mensual, una banda de flotación cambiaria entre $1.000 y $1.400, y una flexibilización parcial del cepo cambiario.

Las metas, los desvíos y los ajustes

A pesar del refuerzo en reservas, Argentina no logró cumplir con la meta de acumulación de dólares pactada para el segundo trimestre. Según el último Staff Report del FMI, el país cerró junio con USD 4.700 millones de reservas negativas netas, cuando el objetivo era USD 1.100 millones negativas. Como respuesta, el Fondo ajustó la meta a la baja en u$s5.000 millones negativas.

Además, se acordó reducir la frecuencia de las revisiones del programa, que pasarán a ser semestrales. Esta flexibilización llega en un contexto económico tenso: en julio, el dólar subió más del 4% en un solo día y tocó los $1.380, antes de moderarse levemente a $1.375.

En paralelo, el FMI alertó que Argentina continúa entre los países con menor nivel de reservas entre los emergentes. En ese sentido, recomendó que el BCRA adopte un enfoque más activo en la acumulación de divisas, similar al que aplican países como Chile, México o Colombia.

Más allá del monitoreo sobre las reservas, el FMI también encendió alarmas por el creciente déficit externo. Estimaciones del organismo proyectan que la cuenta corriente cerrará 2025 con un rojo de USD 11.800 millones, equivalente al 1,7% del PBI. En 2024 había sido apenas del 0,4%.

El deterioro responde a la apertura comercial y la eliminación parcial de restricciones a las importaciones, que dispararon la demanda de dólares en un contexto de recuperación económica y tipo de cambio aún fuerte. Sin embargo, en junio se habría registrado una leve moderación del 3% en el nivel de importaciones, atribuida a una menor demanda interna y una depreciación real del peso cercana al 15% desde abril.

El desafío: sostener la estabilidad

Mientras el mercado pone a prueba el techo de la banda cambiaria, el Gobierno busca mostrar señales de disciplina fiscal y monetaria. La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, pidió mantener condiciones contractivas y avanzar en la mejora del esquema de política monetaria para reducir la volatilidad de tasas y consolidar un entorno macroeconómico más previsible.

En ese camino, la estrategia oficial combina suba de encajes, baja de retenciones, relajación cambiaria y un renovado acuerdo con el Fondo. El desafío ahora es que ese cóctel alcance para contener la presión sobre el dólar y evitar nuevos sobresaltos en la recta final del año.