Video | Mina Serrano: “Hay una luminosidad en Cris Miró que me conmueve siempre”
En la piel de la primera vedette trans argentina, la protagonista de su biopic repasa cómo conoció el legado de la diva que emergió en el cruento y despampanante medio artístico de los ‘90 y permanece vigente.
* Por Antonella Morello y Micaela Robles
La noche es un despertar de la movida, del brillo y los reflectores. En un bar porteño de sus calles, señoritas van y vienen de los vestuarios. Suenan tacos, los labiales se retocan, y de los percheros se desprenden plumas y lentejuelas. En ese traqueteo, Marito Belmonte (en la vida real, Juanito Belmonte, encarnado por Marcos Montes) conoce a Cris. —No todos los días se te aparece el ángel de la guarda, nena– le advierte con su mezcla de distinción y prepotencia de buscador de talentos. Cris es por entonces una jovecita realizando sus primeras performances de teatro, quien –minutos antes de dejarlo mudo después de un número tan erótico como elegante– besó la foto de Rita Hayworth que la aguarda de regreso en su espejo.
La propuesta de audicionar en el Maipo para reabrir sus puertas con una nueva figura en la revista, la recibe con la seguridad de que toda diva tiene que hacerse a sí misma. En su caso, implicó ausentarse en sus prácticas de odontología, enfrentar una madre retrógrada (Katja Alemann) que le destrozó su vestido, y cambiar a último momento el número exacto que Marito le pidió mantener. Dentro del mítico teatro, él la espera junto al gran Lino Patalano (Alejandro Tantanian). La prueba no funciona, y Cris siente que es: ahí o nunca. Lo que termina sucediendo sobre el escenario es la muestra de su esplendor. Lino pregunta su nombre. –Ella es una obra de arte– reafirma Marito: —Es Cris Miró.
Mina Serrano había elegido su vestido, la noche anterior a su casting. Fue la primera vez que se lookeó como Cris. La joven española, estaba viviendo en París, mientras una producción internacional intentaba dar con quien pudiera ponerse en los zapatos de la primera vedette travesti argentina. “Me acuerdo perfectamente. Cuando me presento al casting estaba muy nerviosa”, trae al presente. La última fase de la etapa de audiciones se ejecutó en Argentina. “El último día, nos reunimos y me lo dijeron. Yo me quería morir, y luego a las horas agarré un avión y me lo pasé llorando hasta París”, recuerda en una visita a Filo.news donde, minutos antes de llegar a la cita acordada para una nota, nos avisan desde su equipo: «Es angelada; ya la van a ver».
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Mina Serrano fue elegida para personificar a Cris Miró en su biopic para TNT y Flow junto a Max, basada en el libro Hembra, Cris Miró - Vivir y morir en un país de machos, del periodista Carlos Sanzol. A 25 años de su trágico fallecimiento y en el Mes del Orgullo, la serie transmite la vida al borde del cambio de siglo, el cruento y despampanante “medio del espectáculo” y la televisión, el apogeo de la revista porteña y de sus calles Corrientes, y resguarda la impronta de una mujer inigualable a la memoria de la comunidad travesti trans que en las calles lindantes a los escenarios lucha y sobrevive al abuso policial y que se celebra y protege entre amistades.
A lo largo de cada episodio - que resulta tan fugaz como interesante, como metáfora de la vedette- y en consonancia con su personaje, la actriz despliega seducción y magnetismo, ternura y madurez, de manera que se va simbiotizando con su antecesora. La reconstrucción de época es otro punto favorable, de una producción creada por Martín Vatenberg en co-dirección con Javier Van de Couter (“Implosión”), que llega en momentos donde estamos revisitando constantemente los ‘90. El elenco protagonista se completa con las actuaciones principales de César Bordón (como Sergio Vargas, padre de Cris), Agustín “Soy Rada” Aristarán (como Sergito Vargas, hermano mayor de Cris), Vico D´Alessandro (como Federico Robles), Toto Rovito (“Argentina, 1985” y “Blondi”), Manu Fanego (como Guille), Campi (como el productor Quiquito), Adabel Guerrero (como Griselda), Carolina Kopelioff, y la participación especial de Payuca (la primera actriz trans en debutar en teatros oficiales como el San Martín y el Nacional Cervantes).
La actriz, dramaturga y escritora Camila Sosa Villada, toma el debut de Cris Miró como antecedente histórico pero también como cimiento de época para su narrativa en su primera novela Las Malas (2019). Durante la entrevista, le pasamos el libro a Mina para que lea en voz alta el fragmento: Yo tenía 13 años apenas y todavía no comprendía lo que pasaba dentro de mí, no podía ponerle palabras a nada de eso. Y entonces apareció Cris miró en la televisión, en los programas más importantes de esos años, porque era la primera vedette travesti de la Argentina, la primera que reconocieron los medios de comunicación. Cris se sentó en los sillones más caros de la pantalla, con las conductoras más rubias, más bobas, más conservadoras del momento y era la más bella. Tenía el pelo largo hasta la cintura, negro y encrespado, como un manto arrugado que le marcaba el rostro más hermoso jamás visto, un rostro con una soberanía, una paz, una amabilidad inconcebible en el horror de la televisión que descubría por fin que las travestis existíamos. Yo asistí a su aparición siendo un niño todavía y pensé ‘yo también quiero ser así’. El estudio de grabación queda en silencio, tomado por su voz y la emoción.
“Ay, qué bonito es” — reacciona Mina — “Creo que describe un poco lo que me pasó a mí también, y lo que nos pasó a muchas con Cris, que nos quedamos prendadas de su bondad, de su soberanía, de su elegancia, y nos hizo querer ser mejores, que nos hizo crecer más abiertas, sonreír a la vida, ser elegantes, conseguir lo que queríamos, ser primera vedette del Maipo quizá, y Camila es una autora fascinante. Entonces en sus palabras se ve lo que también fue para ella”.
Repasando tu propia historia, ya que hablamos de biopics. ¿Cómo recordás tu infancia y cuándo decidiste ser artista?
No es algo que decidiese, yo era una niña muy introvertida y entonces se me dedicaba a pintar, a leer cómics, a dibujar cómics, a coser disfraces que me gustaban; entonces como nunca tuve muchos amigos en ese momento, porque era un poco distinta, mi manera de expresarme y de disfrutar siempre fue haciendo algo artístico. De modo que no fue una decisión, fue algo muy espontáneo en mí.
¿Te acordás cómo y cuándo conociste a Cris Miró?
La conozco a través de un libro que hablaba de ella. Gracias a eso la descubrí y conocí todo lo que había acerca de ella en internet. Siempre me inspiró, mucho antes de que llegase este proceso.
¿Qué libro era?
El libro de Carlos Sanzol de su biografía.
¿Qué fue lo que más te provocó admiración de ella?
Su bondad y su belleza.
¿Te suelen decir que sos parecida a Cris? ¿cómo se trabajó en el proceso de casting?
Obviamente hay un parecido físico. También, por supuesto, yo para interpretar a Cris empecé a vibrar en una frecuencia muy similar, un poco a vestirme, a comportarme como ella durante todo este proceso para un poco encarnarla de una manera más natural y más continua. Entonces, claro, eso resalta y subraya cualquier parecido que podamos tener.
¿Cómo fue tu proceso de investigación? ¿Cuán conocida era su figura en España?
Cris no era conocida en España, yo la descubro porque me gustaba mucho investigar sobre la revista y sobre las vedettes. Empiezo a investigar su contexto, de la revista porteña, qué pasó en los 90 acá, la pizza con champagne, todo el desenfreno que hubo, el dólar. Y bueno ahí aparece Cris. Vi todos los documentos que pude de ella, fui trabajando el acento por otro lado y así fuimos construyendo el personaje.
¿Cómo fue ese trabajo con el acento?
Fue un proceso muy hermoso, largo, porque si bien no es un proceso que digas ‘es complicado’, sí que es un proceso que lleva tiempo… al menos yo lo afronté no desde la imitación, sino desde incorporarlo a mi forma de hablar diaria. Entonces me pasé como cinco meses hablando en porteño.
Una figura icónica en España fue La Veneno. ¿La tenías presente?
Amo a La Veneno. Fue un icono para mí, crecí viendo sus entrevistas por televisión, sus apariciones. Lo único que la figura de Cris pues me conecté a otro nivel, más sensible en el sentido de que algo de mí se vio reflejado en ella, ¿no? pero bueno, La Veneno siempre fue para mí una diosa y cuando vivía en Madrid me encantaba ir a los sitios donde estaba ella y observarla. Era única.
Hablabas de los ‘90, de la Argentina, ¿qué te llamó la atención, qué te sorprendió de esa época tan particular, incluso en contraste con España?
Sí, los ‘90 Argentina son diferentes, es un momento único en el mundo. Había esa efervescencia, ese desenfreno, esa rapidez, esa forma de vivir rápido, de vivir a tope. Cris emerge en ese contexto y un poco encarnaba eso, como algo novedoso, algo sorprendente, casi mitológico, era como una amazona que se convierte en primera vedette y claro, encaja en ese contexto y eso es lo que provoca su estallido tan vertiginoso.
¿Viste sus apariciones televisivas? ¿qué fue lo que más te marcó de lo que ibas descubriendo sobre ella?
Me gustaba mucho sus números de underground. Accedí por suerte a grabaciones de espectáculos que ella hacía en boliches antes de ser conocida, y hay algo muy, muy ingenuo, muy luminoso en ella en ese momento que me conmueve siempre.
¿Cómo te abrazó Argentina? en la premiere de la serie te vimos junto a Moria Casán, Flor de la V, referentes que para nosotros son parte de nuestra cultura y televisión. ¿Cómo fue para vos ese momento?
Es muy divertido, porque hay mucha gente que me conoce en Argentina antes de que yo les conozca a ellos, y es la primera vez que me pasa en un país en el que he estado muy poquito tiempo en verdad, entonces es una situación que me divierte un montón. A Moria, a Flor por supuesto ya las conocía de antes, son íconos y me fascina de pronto estar con ellas, poder escucharlas, que me digan lo que piensan. Es una es una bomba, no se puede creer, yo trato de llevarlo con humor y de reírme un poco de la situación, porque me parece que si no le damos mucho peso y también se trata de celebrar, es un estreno y también tenemos muchas ganas de compartirlo también con el público general.
¿Qué te dijeron ellas ese día?
No me acuerdo, acababa de llegar al photocall, y estaba muy emocionada. Estaba a flor de piel y de pronto me encuentro a Moria al lado y la verdad, no sé que me dijo, solo pensé en sus gafas de strass, la verdad.
Luego del camino que recorriste en el arte, ¿cómo ves la evolución de la representación trans y los derechos de la comunidad LGBT+?
Cuando yo tengo 19, 20 años y empiezo a estar más cerca de lo femenino vi que en los medios en ese momento no había una representación, había muy pocas figuras como yo que estuviesen en las ficciones, que se podían ver en las series, en las películas. Algo de mí se rompió ahí, como que de alguna manera el sueño de actuar se disolvió un poco porque pensé que era imposible en ese momento. Entonces fui por otros caminos y de pronto parece que la vida te lo devuelve y te dice quizá ahora sí.
Quizá ahora sí, y tras un mes simbólico en la lucha por derechos, representación de diversidad, ¿qué significa para vos haber estrenado esta serie en el Mes del Orgullo?
Significa todo, significa todo. El solo hecho de estrenar la serie significa muchas cosas, me emociona, también no oculto que estoy nerviosa, porque es la primera vez que me enfrento a esto. Y bueno estoy nerviosa también por las opiniones, por las críticas, creo que que a todo el mundo nos afecta y somos sensibles, y como que es la primera vez que me voy a enfrentar a tantas voces, así que también estoy un poco nerviosa. Pero a la vez tengo muchas ganas de compartirlo. Y que se estrene en junio es simbólico, creo que el mundo está en un momento complicado ahora mismo, y creo que más que nunca este momento de celebración del orgullo también tiene que tener una parte de reivindicación de activismo político, de unión y de esperanza por el cambio. Entonces me parece que es el mes de reunirnos, de contar nuestras historias y de buscar aliados también, la gente que por ahí no pertenece al colectivo LGTB, que se unan a nuestras marchas que marche con nosotras y que nos ayude a conseguir derechos que en verdad son para todos.
Mina Serrano personifica a Cris Miró en su biopic que trae a nuestros días la tan arrolladora como permanente vida de la primera vedette. Pasaje de Europa al acento y espectáculo porteño que la transformó para contar la versión amorosa y sensual de la historia que los medios en los ‘90, se perdieron.