"Para mí fue un abrir y cerrar de ojos". Máximo Thomsen continuó su relato sobre los hechos que lo involucraron en el ataque y homicidio de Fernando Báez Sosa, el estudiante de abogacía, cometido la noche del 18 de enero de 2020 en la puerta del boliche Le Brique en Villa Gesell.

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Transcurridos cuatro años en los que mantuvo silencio por recomendación de su abogado, Hugo Tomei (quien representó a todo el grupo de rugbiers acusados), Thomsen cambió a su defensor Francisco Oneto (ex candidato a vicegobernador de la Provincia de Buenos Aires por La Libertad Avanza), y decidió hablar por primera vez. Testimonio que optó por brindarle al periodista Rolando Barbano, para Telenoche.

La entrevista se emitió en dos partes: un primer bloque, el martes 28 y el fragmento final, ayer miércoles 29 que se focalizó en la sucesión de hechos posteriores al ataque a Báez Sosa, sobre la Avenida 3 de la ciudad costera.

"Fui a cambiarme, porque (el domicilio donde se hospedaban) estaba cerca, y tenía hambre", afirmó respecto a lo primero que hizo. Sobre el rastro de sangre en la zapatilla indicó que hasta antes del peritaje no lo detectó y enfatizó que su intención de cambiarse era "estar más cómodo".

Respecto al mensaje de audio que Lucas Pertossi envía al grupo con el término "caducó", Máximo sostiene: "Ese mensaje lo vi en el juicio", y señaló que no vio el celular en ese momento porque "estaba mareado". "Sólo quería comer y acostarme a dormir". Luego, cuando se encontraron, y su amigo le comentó personalmente, recordó: "Lo vi preocupado y le dije que podía haber sido otra pelea".

Otra cuestión resonante en el proceso fue la detención de Pablo Ventura, el joven también de Zárate. Barbano le preguntó si fue él quien lo acusó. Thomsen respondió: "Sí, pero no lo vi como acusar porque yo no entraba en conciencia de lo que había pasado realmente. Me acuerdo que cuando estábamos en el piso con los precintos, vomité, estaba confundido. Entonces un comisario, me agarra, me aparta y me empieza a hacer preguntas: que estaba buscando otra persona, que había uno más, que le diga, que ellos me iban a ayudar en el juicio, que esto podía tener una pena de 25 años. Yo me empecé a asustar, me acuerdo que me temblaban las piernas, y di un nombre de alguien que no pudieran vincular con nosotros. Esperaba el momento para poder pedirle disculpas porque entiendo que pasó cuatro días de algo que nosotros pasamos sin tener absolutamente nada que ver".

En otro fragmento de la entrevista, Thomsen contó detalles del primer encuentro con su familia. "A mi mamá siempre le dije lo mismo, desde el primer día hasta hoy" —explicó— "Fue difícil porque era un lugar horrible (el espacio donde les permitieron encontrarse). Yo no quería que pase por todo esto. Cuando la vi le dije. Ella quería creer que yo no había sido, que estaba lejos y le dije: no mami, estuve ahí, participé, pegué, perdón. Pero a esta altura el perdón ya no es suficiente".

"Yo soy un amigo más que estaba ahí y pasó lo que pasó. Siempre quise hacerme cargo de lo que hice, porque los errores se pagan y estoy acá pagando pero quiero que me culpen por lo que pasó", añadió, al tiempo que el periodista le repreguntó sobre aquello que siente que le adjudican y que no hizo. "De tener intención de matarlo. Jamás se me hubiera cruzado por la cabeza y es algo que no asumo", contestó.

Sobre su día a día

Thomsen fue condenado a prisión perpetua junto a Matías Benicelli (quien también cambió su defensa), Enzo Comelli (con quien comparte celda), Ciro y Luciano Pertossi en el penal de Melchor Romero. En tanto, Ayrton Violaz, Blas Cinali y Lucas Pertossi fueron sentenciados a 15 años.

"Tenemos cuatro horas que compartimos con el resto de los detenidos. Lo único que te da la fortaleza de soportar, son las visitas que nos permiten una vez por semana y es lo que más esperamos. Uno lo sobrelleva de la manera que puede; luchar para estar con ellos afuera", detalló sobre el contacto con sus familiares y además reveló que estando allí tuvo una novia dos años. 

En cuanto al trato dentro del penal, Máximo declaró que en su pabellón no lo juzgan. "Me dicen, eso me podría haber pasado a mí. En otros sí, me señalan, me gritan".

Hacia el final de la nota, confirmó que piensa en Fernando y respondió qué le diría a su madre Graciela Sosa y a su padre Silvino Báez. "Ojalá descanse en paz y encuentren la paz en su corazón. Lo único que tengo para decir es 'perdón, perdón, perdón'; sé que no es suficiente y no pido que me perdonen porque sé que si yo estuviese del otro lado capaz pensaría igual pero que sepan que lo que dicen que pasó no es así. Rezo todas las noches para que tenga paz", concluyó entre lágrimas.

Por su parte, Oneto orienta su trabajo como nuevo abogado defensor en reducir la pena de prisión perpetua para Thomsen.