En medio de una creciente controversia y una investigación judicial en curso, el exmandatario brasileño Jair Bolsonaro convocó a sus seguidores a las calles de San Pablo el próximo domingo 25 de febrero. El líder busca defenderse de las acusaciones que lo vinculan a una supuesta conspiración para mantenerse en el poder más allá de su mandato y desconocer los resultados de las elecciones.

Bajo el lema de un "acto pacífico", Bolsonaro trató de despejar temores de posibles confrontaciones, aunque la magnitud y la polarización política en Brasil aumentan las preocupaciones sobre la posibilidad de que la manifestación derive en confrontaciones.

El exmandatario, quien se encuentra inhabilitado para ocupar cargos públicos hasta 2030 debido a otras condenas, incluida una por poner en duda el sistema electoral brasileño, hhizo un llamado a sus seguidores para que vistan los colores nacionales, verde y amarillo, en una muestra de identificación y lealtad.

La convocatoria de Bolsonaro llega en un momento de gran agitación política en Brasil, con investigaciones judiciales que involucran a figuras clave de su administración, incluidos exmiembros de las Fuerzas Armadas y altos funcionarios gubernamentales. La confiscación del pasaporte de Bolsonaro y los allanamientos recientes en domicilios relacionados con su gobierno han aumentado la presión sobre el exmandatario y su círculo cercano.

En su mensaje a través de redes sociales, Bolsonaro insistió en que la manifestación no debe ser "contra nadie", pero al mismo tiempo, dejó en claro que busca movilizar a sus seguidores en un acto de respaldo y defensa de sus ideales políticos.

En medio de la incertidumbre y la polarización política, el llamado de Bolsonaro plantea preguntas sobre el futuro de la democracia en Brasil y la capacidad del sistema judicial para salvaguardar las instituciones democráticas del país.