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A 57 años de la "Noche de los Bastones Largos": el éxodo de investigadores y científicos

La "Noche de los Bastones Largos" tuvo un impacto devastador en la educación y la ciencia del país, desencadenando un éxodo masivo de investigadores y científicos que dejaron atrás su tierra natal en busca de libertad académica. 

A 57 años de la "Noche de los Bastones Largos": el éxodo de investigadores y científicos
La "Noche de los Bastones Largos": El punto de quiebre que llevó al éxodo de investigadores y científicos

En la madrugada del 29 de julio de 1966, la Universidad de Buenos Aires (UBA) fue testigo de uno de los episodios más oscuros en la historia de la educación del país: la "Noche de los Bastones Largos". Aquella jornada dejó una profunda huella en el sistema educativo y la memoria colectiva argentina.

El contexto político que precedió a este acontecimiento se caracterizó por una creciente inestabilidad en el país. El gobierno democráticamente electo de Arturo Illia estaba debilitado, y las tensiones políticas aumentaban. En ese momento, Argentina estaba bajo la sombra de los militares, quienes se encontraban inquietos ante la influencia del pensamiento crítico y la militancia estudiantil en las universidades.

Así fue que, bajo el mando del General Juan Carlos Onganía, el gobierno militar tomó una decisión drástica: intervenir las universidades nacionales, entre ellas, la UBA. En una maniobra autoritaria, destituyeron a las autoridades académicas legítimas y colocaron a sus militares al frente.

Grupos de choque conformados por efectivos policiales y militares ingresaron de manera abrupta y violenta al recinto universitario. Portando bastones largos como símbolos de autoridad, desalojaron a estudiantes, docentes y trabajadores que se oponían a la intervención.

Las consecuencias fueron devastadoras. Docentes y estudiantes fueron detenidos y perseguidos por sus ideas y su valentía para enfrentar al régimen. Muchos se vieron obligados a exiliarse por su libertad. El miedo y la censura se apoderaron de las aulas, silenciando voces críticas y sofocando el pensamiento libre.

A pesar de la brutal represión, la comunidad educativa no se rindió. La Noche de los Bastones Largos se convirtió en un símbolo de resistencia contra la dictadura, y el reclamo por la recuperación de la democracia y la libertad académica cobró fuerza en todo el país.