Un tono pasional que se impone por sobre los demás. Transmite mucha personalidad y hace que nuestros looks se vean cargados de una impronta súper atractiva. Sin duda, existen distintos momentos festivos donde llevarlo en un vestido rojo nunca falla.  

Look de after-office. Si tenés un día largo de oficina en el que al terminar te vas a encontrar con amigos a tomar unos tragos de relax, lo ideal es optar por un mono -enterito-  o vestido de seda por encima de las rodillas. 

Tip para darle un toque descontracturado al atuendo: complementalo con un blazer blanco arremangado y optá por un make-up natural, en donde el foco esté puesto en la base y el corrector/iluminador ubicado por debajo de los ojos y en los pómulos.

Look de fiesta. Para aquellos eventos en donde tenemos que estar radiantes, los vestidos largos son el clásico que gana por lejos y darle importancia a los escotes es fundamental. Desde remarcar los hombros con volados y el famoso “cuello de bote” en la parte superior, hasta dar protagonismo a la espalda con un corte súper marcado

¡Hay muchas maneras de llevarlo!