El amor de una madre a un hijo es incomparable, una unión para toda la vida que te llena el alma sin poder explicarlo con palabras, pero esta madre se animó a esbozar algunas sobre un papel, dejándole en claro al futuro hombre que ocupara el corazón de su hija lo que ella pretende que pase. Verdaderamente muy conmovedor. ¡Léela entera!

La carta

No sé ni cómo ni cuándo te daré esta carta. Quizás en una o dos décadas, quizás sea el día en que tú y ella decidan estar juntos, o en el que se conviertan en padres. Lo único que espero es estar viva para conocerte y entregarte este escrito personalmente.

Puede resultar un poco tonto de mi parte estar escribiendo esta carta, cuando mi hija aún es una niñita que duerme con su oso de peluche y anda por la casa en pijama y pantuflas. Es que yo sé que el tiempo pasa rápido cuando eres mamá, y que en un cerrar y abrir de ojos, las muñecas y las caricaturas se quedan atrás.

Las niñas dejan de dormir en la cama de su mamá y en menos de lo que crees se van a otra casa, a dormir en otra cama.Espero que antes de que sea la cama de un hombre, aprenda a vivir sola, a salir adelante por ella misma, a hacerse responsable de un hogar.

Que sea valiente, entregada y arriesgada, que haya estudiado, que haya aprendido de la vida, que haya viajado, que se haya conocido. Y después, cuando ella esté lista, en algún punto de su camino, ella te encontrará y su vida cambiará.

No sé cómo te llames, no sé a qué te dedicas, no imagino tu rostro ni tu risa, pero sé que cuando estés con mi hija te reconoceré. Ahora, ella está conmigo, yo soy siempre su primera elección para jugar a la “comidita”, para armar rompecabezas, para explotar burbujas de jabón y para que le lea su libro favorito.

Ella ama la comida que yo le preparo y sólo con mis historias y besos de buenas noches logra conciliar el sueño. Pero sé, que algún día, ella te elegirá a ti. Te encontrará y querrá pasar sus días, disfrutar sus aventuras, y ahora, tú estarás con ella en la cama.

Sus ojos se iluminan y su sonrisa se dibuja cuando me ve entrar por la puerta, pero algún día sus ojos brillarán por ti. Ella conocerá tu olor, manos, tus ojos y tu cara y tendrá fotos de ti en su oficina, o en su cabaña en el bosque que es donde quiere vivir cuando sea grande.

Hoy yo soy la persona que la cuida y la procura, a mí pide que la abrace, que le cepille el cabello, que le sobe sus pies, que arregle los juguetes que rompió, pero un día tú serás su compañero, el que la haga sentir bien cuando se sienta triste o enferma.

Yo le estoy enseñando a ser amable, a respetar a los demás, a escuchar, a ayudar y a saber pedir ayuda. Espero que, algún día, te honre con ese respeto y amabilidad.

En este momento, su hogar es donde me encuentro yo, pero un día, ella estará en casa donde tú te estés. Y todo esto está bien. Es maravilloso, de hecho. Es un honor para mí ser la mamá de esta niñita y será un honor conocerte también.

Espero que el mundo sea un lugar mejor cuando ella te encuentre, y quiero que sepas que si la cuida, respetas y compartes tu alegría con ella, te amaré sin importar nada.

Tú, el hombre que se ha enamorará de mi hija, prometo amarte tanto como la amo a ella. Porque solo la persona que ama a mi hija, como lo hago yo, entenderá lo que hay detrás de esos dulces ojos.

Esa persona pensará que su voz es adorable como yo lo pienso. Se reirá de sus bromas de la manera en que yo lo hago. Y la verdad es que aunque la tenga que compartir contigo, siempre seguirá en mi corazón, es parte de mí.

Así que ahora que la tengo sólo para mí, antes de que sea también tuya, apreciaré cada beso y cada abrazo. Y un día, cuando la ames y ella te ame, estaré muy orgullosa de la persona en la que se ha convertido y orgullosa de la persona con la que elegirá pasar sus días.

Me despido y pido por ti en mis oraciones. Algún día espero decirte “hijo” y construir junto a ti una amistad tan hermosa como la que tengo con mi hija.