Aunque no haya grandes cosas en juego más que afinar los equipos para las competencias oficiales, a veces, los partidos de verano también regalan momentos de película. Algo así sucedió en el final del duelo que San Lorenzo le ganó a Gimnasia de La Plata en Salta, que tuvo varios condimentos que le pondrían dramatismo, suspenso y una cuota de comedia a cualquier guión.
Con un gol de Fernando Belluschi, el Ciclón iba ganando desde los 22 minutos del segundo capítulo. Pero cuando corrían los últimos instantes del tiempo adicionado, Sebastián Torrico cometió un grosero error, hizo un penal y Brahian Alemán se encargó de darle al Lobo la posibilidad de definir el encuentro desde los 12 pasos (1-1).
Tan lindo y variante es el fútbol, que te da la posibilidad de pasar de ser villano a héroe. Sino habrá que preguntarle al arquero del conjunto azulgrana, que se reivindicó atajando los remates de Franco Niell y Nicolás Colazo para marcar una ventaja de 3-1. Pero la historia no terminó allí.
Es que en el penal que le atajó al volante de Gimnasia, Torrico se lesionó el hombro. Como en esa instancia no se pueden realizar variantes, fue Ezequiel Cerutti quien se calzó los guantes, se puso la camiseta verde de su compañero y se ubicó bajo los tres palos.
Finalmente, como si la hubiese desviado con la mirada, la pelota que disparó Agustín Bolívar se estrelló en el palo y el delantero devenido en arquero, que ni siquiera la tocó, se ganó el abrazo de todos. Y le dio una alegría a los hinchas, claro.