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Independiente le ganó 3 a 1 a Libertad y llegó a la final de la Sudamericana

El Rojo, que había caído 1 a 0 en la ida, consiguió una clasificación sufrida ante el aliento de su gente. Así, el equipo de Holan se enfrentará al ganador de Junior de Barranquilla y Flamengo de Brasil. Mirá lo que pasó
Independiente le ganó 3 a 1 a Libertad y llegó a la final de la Sudamericana
El Rojo es finalista de la Copa Sudamericana tras vencer a Libertad | (Foto: Noticias Argentinas)

El Rojo a la final. En un encuentro de altísimo nivel en el primer tiempo y de un gran dramatismo en el segundo, Independiente le ganó 3 a 1 a Libertad de Paraguay en el Libertadores de América y se metió en la final de la Copa Sudamericana, tras haber perdido 1 a 0 en la ida.

Con un tanto de Ezequiel Barco de penal y dos de Emmanuel Gigliotti, el conjunto dirigido por Ariel Holan logró una nueva clasificación a la definición sudamericana, a la que ya había llegado en 2010, cuando fue campeón. Con el aliento ensordecedor de su gente, el Rey de Copas aguantó el resultado y consiguió el pase a la definición del certamen.

Para el Gumarelo marcó Ángel Cardozo Lucena y puso el 2 a 1 transitorio en una intensa primera parte, que tuvo muchísima emoción.

El 9, Gigliotti, además de goleador, fue una de las figuras junto al uruguayo Gastón Silva de un choque emotivo y que se ganó la clásica etiqueta de "no apto para cardíacos".  

La primera parte se llenó de buen juego en un encuentro cambiante y repleto de goles: el local se puso 2 a 0 en 20 minutos y ya tenía la clasificación, pero 5 minutos más tarde Cardozo Lucena descontó y le puso incertidumbre a la serie y al público. De todos modos, a los 30 volvió la tranquilidad con el segundo de Gigliotti. 

El conjunto paraguayo, que había mostrado solidez defensiva durante todo el certamen, exhibió una fragilidad atípica en el Libertadores de América y vio su arco vulnerado una vez tras otra. 

El equipo de Ariel Holan, en tanto, marcó un ritmo endiablado y obligó a Libertad a llegar siempre tarde. Rápido, ágil, logró que su rival no pudiera seguirle el paso, que estuviera un cambio más abajo y debiera siempre cortar con faltas.

A base de las pinceladas de Ezequiel Barco y Maximiliano Meza, el Rojo dibujó la velocidad en ataque que pregona su entrenador y lució un mejor manejo de la pelota.

En la segunda parte, el Gumarelo salió con todo a buscar un nuevo descuento y empujó al Rey de Copas contra su propia área. A los 10 minutos, Holan se preocupó y decidió poblar la mitad de la cancha con Nicolás Domingo, quien ingresó para dominar junto a Diego Rodríguez el centro del campo y la pelota. 

Con un planteo un poco más conservador ante la salida de Martín Benítez, un futbolista de características más ofensivas que Domingo, el entrenador confió más en el control y la marca que en el desequilibrio y la velocidad.

Para afianzar aún más la defensa y con ello el resultado, el DT de Independiente dispuso el ingreso de Fernando Amorebieta en lugar del "Torito" Rodríguez a los 22 minutos. Así, el local se paró con 5 en el fondo cuando no tuvo el balón y con 3 centrales cuando contó con la posesión. Concentrado, con uñas y dientes, el equipo de Avellaneda apostó a la presión y a un eventual contraataque.

Aunque parecía que iba a sufrir, los cambios surtieron efecto: el Rojo controló el juego y hasta tuvo una situación clarísima para definirlo con un jugadón de Barco que merecía desatar el grito sagrado. El juvenil surgido de la cantera del club apiló a cuatro rivales con su gambeta y su definición al primer palo no entró por escasos centímetros. 

Sobre el final, el cansancio, la presión y los nervios jugaron en contra: el equipo de Avellaneda se metió atrás y sufrió: a un minuto del cierre, un tiro libre en la puerta del área tras una falta de Amorebieta pasó al lado del palo izquierdo y, en la última, otra se fue un poco por encima del travesaño.

Los 4 minutos de adición no fueron suficientes para los de Fernando Jubero, que se quedó a un gol de lograr una histórica clasificación en Buenos Aires. 

Terminado el partido, Ariel Holan celebró con lágrimas en los ojos junto a su plantel, en una victoria emocionante que le dedicó a su padre, hincha de Independiente como él. Ahora, el Rojo va por la gloria, la histórica gloria del Rey de Copas.

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