“Dejando Neverland” es un documental devastador sobre el fin de la inocencia y el impacto del abuso infantil a lo largo de la vida entera de las víctimas. No es el primer documental sobre abuso, pero lo que lo hizo noticia mundial fue la identidad del abusador: Michael Jackson, el Rey del Pop, quizás el músico más emblemático de la década del ‘80.

Que se señale a Jackson como abusador no es, tristemente, una sorpresa. En 1993 fue acusado de abusar de Jordy Chandler, un niño de 13 años con el que el cantante había trabado una cercana amistad el año anterior. El caso nunca llegó a juicio oral, ya que Jackson pactó extrajudicialmente por 23 millones de dólares con la familia de Chandler, que se suicidaría 16 años después. En 2005 Jackson fue a juicio, acusado de abusar de un segundo menor llamado Gavin Arvizo, y en este caso el artista fue exonerado por la justicia.

“Dejando Neverland” cuenta la historia de otras dos víctimas: Wade Robson y James Safechuck, que a lo largo de 4 horas narran su relación con Jackson y las distintas formas en las que el cantante, según sus testimonios, abusó de ellos y los manipuló psicológicamente para que oculten la verdad.

Cuando tenía solamente cinco años, Wade Robson ganó un concurso de imitadores de Michael Jackson, y el premio fue conocer al cantante. Según Robson, que hoy tiene 35, entre los 7 y los 14 años Jackson abusó sexualmente de él, invitándolo a masturbarlo y practicándole sexo oral.

En 1987 James Safechuck tenía 8 años y participó de un comercial de una gaseosa, interpretando a un niño que se escabulle dentro del camerino de Jackson. Luego de la grabación, el cantante trabó amistad con el niño y su familia, invitándolo múltiples veces a la estancia “Neverland” donde, según Safechuck, abusó de él entre 1988 y 1992, practicándole principalmente sexo oral.

Robson vivía en Australia, y para mantenerse en contacto con él y su familia Jackson le regaló una máquina de fax, muy costosa a principios de los ‘90. Robson todavía guarda los faxes, supuestamente de Jackson, con mensajes ambiguos como “te amo, pequeñito, haceme feliz y sé el mejor.”

Safechuck dice que Jackson lo llevaba a joyerías y le compraba brazaletes y otras joyas a cambio de favores sexuales. Safechuck cuenta que a los 14 años Jackson le propuso hacer una ceremonia falsa de casamiento, regalándole un anillo de compromiso.

¿Y por qué nunca testificaron en contra de Jackson?

Según los dos testimonios, Jackson era consciente de las dificultades legales a las que se podía enfrentar. Wade Robson fue uno de los muchos amigos infantiles de Jackson en ser citado a declarar durante la demanda de 1993, y alega en el nuevo documental haber sido manipulado por Jackson para hablar a su favor en esa ocasión y en el juicio oral de 2005 - aunque en las dos declaraciones había admitido dormir en la misma cama que el cantante. 

En ese mismo juicio una ex empleada doméstica de Jackson declaró haber descubierto al cantante y el menor duchándose juntos. Safechuck, por su parte, alega que Jackson le dijo que si declaraba en su contra y el cantante era declarado culpable, los dos irían a la cárcel para siempre.

La familia de Jackson, a su vez, acusa a Robson y Safechuck de haber filmado el documental buscando un resarcimiento económico por parte de la familia, casi como si de chantaje se tratase. Los fanáticos del cantante se niegan a verlo y a la vez desprestigian a los dos acusadores en redes sociales.

La justicia ya se ha expedido sobre Jackson, y la reacción a “Dejando Neverland” estará en manos del espectador. El documental dura cuatro horas, los testimonios son tan consistentes que dejan poco lugar para la duda, y en caso de que creamos en las acusaciones ¿qué hacemos con el legado de Michael Jackson?

Es fácil dejar de lado la obra de los directores, comediantes o actores de telenovela acusados de crímenes similares (aunque nunca con esta flagrancia y cantidad de víctimas) ¿pero qué se puede hacer con un cantante que representa a una género, a casi dos décadas de música, y que probablemente sea parte de recuerdos imborrables? ¿Se cambia de radio cuando se escuche su música? ¿se pone “mute” en las películas que tienen su banda sonora?

Algunos de los involucrados con la obra de Jackson tomaron la decisión de distanciarse. El capítulo de “Los Simpson” en el que Jackson hace una aparición especial fue retirado del catálogo de la serie. La casa de moda Louis Vuitton retiró zapatos influenciados por el cantante de su línea 2019. Distintas radios del mundo se niegan a pasar su música.

Según la consultora Nielsen, las canciones de Jackson sonaron 2000 veces por día durante febrero en los Estados Unidos. Desde el estreno del documental el número ha bajado a 1.500. También vale la pena resaltar el testimonio de Corey Feldman, uno de los muchos amigos infantiles de Jackson que hasta el año pasado sostenía que el cantante era inocente de las acusaciones. Y aunque Feldman hoy reitera que nunca abusó de él, dice que luego de ver “Dejando Neverland” ya no puede defenderlo. 

En la batalla cultural que se ha dado después del fenómeno #MeToo, hay dos bandos claros. Por un lado están los que prefieren separar al artista de la obra y por el otro los que creen en “cancelar” a un supuesto abusador y no consumir su obra como una forma de mostrar apoyo a las víctimas y castigar crímenes que, como en el caso de Jackson, están más allá de la justicia.

En ese país HBO estrenó el documental hace ya dos semanas, y ha generado todo tipo de reacciones, especialmente en la prensa dedicada a analizar la cultura pop.

Carl Wilson, crítico de rock del prestigioso sitio Slate, opina que es demasiado tarde para cancelar a Jackson, porque su obra se extiende más allá de las canciones que compuso y grabó. Jackson es, quizás, el músico pop más influyente del siglo XX, y es imposible pensar en el panorama actual sin las citas y referencias a su música. Para Wilson no tiene que ver con la justicia, sino con que simplemente es imposible.

La ensayista Alexis Nedd, para Mashable, dice que para ella es al revés: será imposible escuchar la voz de Jackson y no relacionarla con el documental.

“Hay momentos en ‘Dejando Neverland’ que me hicieron sacudir del horror, no sólo por los hombres abusados sino por mi propia complicidad al apoyar durante tantos años al acusado. No puedo retractar la emoción de ser joven, inocente y amar la música de Jackson pero como una adulta puedo reconocer que arrancó la juventud, inocencia y sed de vida de sus víctimas.”

Wesley Morris, para el New York Times dice que simplemente no importa lo que hagamos ahora, porque cuando como sociedad podríamos haber buscado una forma de detenerlo, decidimos no hacerlo. El argumento de Morris indica que al fin y al cabo las primeras acusaciones tienen más de 25 años ¿qué haríamos hoy si nos enteramos que un artista pop duerme con niños, como Jackson admitió en 1993?

Para Morris, la excentricidad del artista era una forma de expresar su propia vergüenza, y nuestro error fue no darnos cuenta de este grito, como si fuera un pedido de ayuda.

“Simplemente vivimos con eso. Con la posibilidad de su culpabilidad, y la forma en que teníamos que dividir todo lo que Jackson era. La comedia sobre (su relación con niños) y la comedia DE él, la tragedia que tan obviamente representaba. Es razonable preguntarse si él no estaba viviendo con esas contradicciones ¿qué pasa si todo el daño físico que se causó, las criaturas en que se transformó en sus videos, eran una manifestación inconsciente del monstruo que llevaba dentro?”

Para Laura Snapes de The Guardian, lo importante es lo que hagamos con el próximo acusado. Es imposible salvar la infancia de los acusadores, y la muerte de Jackson anula cualquier posibilidad de justicia terrenal.

“El mayor legado de Jackson es el ejemplo, sin paralelo, de cómo la industria del entretenimiento prioriza las ganancias por sobre el dolor ajeno. Es una historia que nos enseña a no idolatrar a las estrellas, porque siempre van a existir figuras que explotarán esa dinámica.”

Son pocos los que defienden públicamente a Jackson, pero en un artículo sobre su legado, Elizabeth Wellington cita al DJ Rich Medina, que en un monólogo apasionado pide perspectiva sin la necesidad de embarrar a los acusadores.

“¿Qué van a hacer? ¿correr a la entrada y pedir que les devuelvan la plata? ¿O quedarse y juzgar? Michael era un ser humano dañado que se metió en una fantasía de la vida real, y había mucha gente que tenían miedo de su poder, celos, y querían verlo caer. El tipo vivió una vida más difícil que la mayoría de nosotros y fue 50.000 veces más talentoso que cualquiera de ustedes. Mostrame tu halo. Mostrame el lavadero en donde te limpian las alas.”

Estas son sólo los primeros ensayos posteriores a “Dejando Neverland”, y como pasó con Woody Allen, Bill Cosby, y otros acusados, mucha tinta más correrá sobre el tema.

¿Y qué dicen los números? El servicio de streaming de música Spotify comparte públicamente la cantidad de veces que se escucha cada canción por día, y las cifras de Jackson no han bajado de los 2 a 3 millones de escuchas diarias.

Quizás con el paso de los años y la divulgación de la información del documental a lo largo del mundo eso cambie, pero por ahora, la popularidad de Jackson parece firme en el público masivo.