Phoebe Waller-Bridge está decidida a que nadie olvide su nombre. La actriz, guionista y productora británica terminó el 2019 (y arrancó el 2020) colmada de galardones gracias a la segunda temporada de “Fleabag”, y no piensa detenerse durante este nuevo (y complicado) año, con el estreno de “Sin Tiempo para Morir” (No Time to Die) -la 25° película de James Bond, de la que participó del guion- y la tercera entrega de “Killing Eve”, de la que es productora ejecutiva, al igual que “Run”, el nuevo drama/comedia negra/thriller de HBO.
Vicky Jones, frecuente colaboradora en los proyectos de Waller-Bridge, es la mente maestra detrás de esta historia centrada en Ruby Richardson (Merritt Wever), arquitecta, madre y esposa desencantada, de alguna ciudad suburbana de Estados Unidos, que decide abandonar su monótona vida y “huir” tras recibir un misterioso mensaje. Su mañana arranca con compras y una esperada clase de yoga cuando en el pantalla de su celular aparece el escueto texto “RUN” (corre), enviado por un tal Billy.
Ruby apenas lo piensa, contesta el mensaje, y con lo que lleva puesto se toma un avión rumbo a Nueva York para luego abordar el primer tren después de la cinco que sale con destino a Chicago desde la Grand Central Station de Manhattan. Arriba de la formación se encuentra con Billy Johnson (Domhnall Gleeson), gurú del buen vivir y noviecito de la juventud al cual no ve desde hace quince años. De entrada queda claro que la atracción entre los dos sigue intacta, una poderosa conexión que los empujó a cumplir este “pacto” realizado tiempo atrás.
La idea es clara: escapar. En el caso de Ruby, de la cotidianeidad y una rutina en la que se siente atrapada. Con Billy el camino parece ser más oscuro, aunque siempre se refugia detrás de su sonrisa más ensayada y encantadora, la misma que derrite el interior de la señora, totalmente entregada a la aventura.
Kate Dennis (“GLOW”, “The Handmaid's Tale”) tiene a su cargo la dirección de este frenético primer episodio de media hora que sienta las bases de la huida y no mucho más. Dennis y Jones coquetean con cada uno de los convencionalismos de la comedia romántica, pero los retuercen un poquito, mezclando elementos y la constante tensión del thriller. Lo mejor son las actuaciones de la carismática Wever -que viene de romperla con “Inconcebible” (Unbelievable, 2019)- y Gleeson que, de entrada, aporta la faceta más dramática, dejando entrever su necesidad de este reencuentro tan tardío.
Por lo demás, las realizadoras aprovechan cada rincón de su estrecho escenario (el tren que recorre medio país), convertido en el patio de juegos de esta parejita fugitiva que prefiere evitar las preguntas personales, al menos, en las primeras 24 horas. Lo que les queda, tontear con otros pasajeros y los asistentes de abordo como si lo suyo fuera una inocente broma infantil sin ninguna consecuencia. Y ahí está la verdadera cuestión con “Run”: ¿cuándo se va a poner “seria”? Porque sabemos que la vida real no funciona así. La gente no abandona sus casas, sus familias y sus trabajos de manera espontánea por un viejo pacto de la adolescencia, sin saber hasta dónde los va a llevar el final del recorrido.
El comienzo de esta serie -ocho episodios para la primera temporada- no deja tanto lugar a la reflexión entre las jugarretas de sus protagonistas. Si deja en claro la comodidad (e incomodidad) que existe entre los dos, al menos, hasta que empiecen las preguntas y los verdaderos interrogantes que los llevaron hasta ahí. ¿Es solo una escapada de semana para romper la rutina o hay intenciones serias de dejar todo atrás? Ruby y Billy no están solos en este mundo y pronto van a padecer la intromisión de esposos y asistentes preocupados por su paradero y bienestar.
Ahí es donde se pueden colar los elementos más genéricos del misterio que también propone “Run”, siempre apoyada por la cinematografía de Matthew Clark, el montaje de Ant Boys y la banda sonora de Dickon Hinchliffe. Una propuesta que no rompe esquemas, pero tampoco resulta tan predecible a primera vista. La dupla Phoebe-Vicky ya demostró que pueden sumar una visión diferente y derribar estructuras, ¿podrán hacerlo con esta extraña dramedia romántica?