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Raúl Alfonsín, figura clave en la recuperación de la democracia en Argentina

Hoy, cumpliría 95 años el ex presidente y dirigente radical.

Raúl Alfonsín, figura clave en la recuperación de la democracia en Argentina

El 12 de marzo de 1927 en Chascomús, provincia de Buenos Aires, nacía Raúl Alfonsín. Hijo de Ana María Foulkes y Serafín Raúl Alfonsín, el posterior dirigente de la Unión Cívica Radical cursó los estudios primarios en la Escuela Normal Regional y los secundarios en el Liceo Militar General San Martín, donde se graduó como subteniente en la reserva y tuvo de compañero de clase al dictador Leopoldo Fortunato Galtieri.

En 1946, ingresó a la carrera de Ciencias Jurídicas en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), de la cual egresó como abogado en 1950. Fue allí donde comenzó a militar en el Movimiento de Intransigencia y Renovación parte de la Unión Cívica Radical (UCR), el partido por entonces liderado por Ricardo Balbín.

Ya casado con María Lorenza Barreneche, Alfonsín abrió su propio estudio de abogados, y comenzó con su carrera política actuando como epresentante público en el nivel municipal y con colaboraciones periodísticas en el diario El Imparcial.

En 1954 resultó electo concejal por Chascomús, pero, al año siguiente, fue encarcelado por la "Revolución Libertadora", el movimiento golpista que derrocó al presidente Juan Domingo Perón. Años después, en 1958, fue elegido diputado provincial por la Provincia de Buenos Aires, y diputado nacional durante el gobierno radical de Arturo Illia, entre 1963 y 1966, en el cual fue vicepresidente del Bloque de Diputados Nacionales de la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP). Finalmente, en 1965, fue elegido presidente del Comité Provincia de Buenos Aires de la UCRP.

Desde ese lugar inscribió su precandidatura a gobernador en los comicios que debían celebrarse en 1967. Sin embargo, un nuevo golpe de Estado, el de 1966, esta vez encabezado por Juan Carlos Onganía, despojó a Alfonsín del tránsito legislativo. En ese tiempo, estuvo nuevamente detenido.

La muerte de Balbín

Tras ejercer como defensor legal de los perseguidos por el régimen militar, fue el vacío de poder resultante de la muerte de Ricardo Balbín, en septiembre de 1981, el hecho que terminaría de catapultar a Alfonsín dentro del espacio radical.

De esta manera, y en la previa de lo que sería el retorno de la democracia, el espacio pasó a profundizar el distanciamiento con el Partido Justicialista, así como la férrea denuncia a la interrupción del orden democrático y las atrocidades cometidas en ese sentido. 

En su campaña electoral por la presidencia, Alfonsín fue el candidato que más habló sobre el futuro papel en democracia de las Fuerzas Armadas como institución subordinada al poder civil y, en particular, a él como comandante en jefe en tanto que jefe del Estado. En tal sentido, propuso recortar en un tercio el presupuesto militar.

1983

Con la cruda herencia del Proceso de Reorganización Nacional, se llegó a las elecciones del año 1983, las cuales dieron lugar a un Alfonsín victorioso, de la mano de una campaña marcada por un discurso de unión de los argentinos y de justa condena a las juntas militares.

La fórmula de Raúl Alfonsín y el cordobés Víctor Martínez llegó a las elecciones tras imponerse en las internas del partido al "heredero" de Ricardo Balbín, Fernando De la Rúa.

El Justicialismo, por su parte, presentó como candidatos al binomio Ítalo Argentino Lúder y Deolindo Felipe Bittel, quienes pasarían a la historia como los primeros peronistas en perder, sin condicionamientos ni proscripciones, unas elecciones nacionales ante otra fuerza política.

Con la asunción del presidente radical, el 10 de diciembre de 1983, la Argentina volvía a vivir en democracia. Atrás quedaban siete largos años de una dictadura cívico-militar sangrienta, una de las más violentas que conoció la región. Secuestros, torturas y desapariciones que se sumaron a un descalabro económico y a un retroceso en materia de derechos civiles sin precedentes. 

Comenzado su gobierno, y tal como había prometido en campaña, anuló la autoamnistía dictada por los militares y creó la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) con el fin de investigar los crímenes cometidos por las tres juntas de la dictadura. En 1984 se publicó "Nunca Más", el informe de dicha investigación, y a fines del año siguiente se condenó a cinco mandatarios militares a penas que iban de cuatro años a la reclusión perpetua.

La amenaza de un nuevo golpe de Estado de los militares era constante y terminó por firmar la ley de Punto Final, pero no fue suficiente: ante el levantamiento carapintada de Semana Santa de 1987, se vio sin apoyo militar alguno y para evitar nuevos enfrentamientos debió promover la ley de Obediencia Debida. Fue el "Felices Pascuas" y el comienzo del declive de su gobierno.

Fue la economía, sin embargo, el factor que terminó por desgastar su gestión. Lejos habían quedado los buenos resultados que, en un principio, mostró el Plan Austral: la creciente inflación y la falta de fondos estatales estaban sepultando su presidencia.

El Plan Primavera fue una última medida que no bastó para frenar la hiperinflación, la corrida contra el dólar, el aumento de la pobreza y saqueos. Las elecciones presidenciales se adelantaron al 14 de mayo de 1989, y Alfonsín renunció antes de tiempo, el 9 de julio, para ceder lugar a su sucesor, el peronista Carlos Saúl Menem. 

El 31 de marzo de 2009, Alfonsín falleció en su domicilio de la Avenida Santa Fe. Su muerte siguió de un decreto de duelo oficial por tres días al tiempo que el funeral de Estado fue llevado a cabo. El 1 de abril los restos mortales de Alfonsín, en féretro abierto, fueron velados en el Salón Azul del Senado.

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