La inflación en el Reino Unido registró una caída en agosto explicada mayormente por una baja en los precios de los combustibles, dando un respiro a los hogares y al Banco de Inglaterra después que la inflación alcanzara un máximo de 40 años el mes anterior.
Según las cifras oficiales publicadas este miércoles, la tasa anual de crecimiento de los precios al consumo cayó desde el 10,1% de julio al 9,9% en agosto, su primera ralentización desde septiembre de 2021. La cifra está, además, por debajo de las expectativas de los economistas en un sondeo de Reuters de que siguiera subiendo hasta un nuevo máximo del 10,2%.
En este sentido, la libra esterlina se debilitó con la noticia, pero economistas consultados dijeron que esperaban que la inflación siguiera subiendo a finales de año y que el Banco de Inglaterra aún tendría que subir las tasas la próxima semana tras posponer la decisión de esta semana por la muerte de la reina Isabel II.
"La inflación general y la inflación subyacente del Reino Unido no han tocado techo todavía. Por lo tanto, el Banco de Inglaterra tendrá que seguir girando las tuercas", dijo Paul Dales, economista jefe para el Reino Unido de la consultora Capital Economics.
De esta forma, el IPC subió un 0,5% entre julio y agosto, en términos desestacionalizados, por debajo de las previsiones de los economistas, que preveían un aumento del 0,6%, al mismo ritmo que el mes anterior.
Por su parte, los precios de los combustibles y lubricantes para vehículos bajaron un 6,8% en agosto, su mayor caída mensual desde abril de 2020.
Con todo, Reino Unido sigue luchando contra la inflación más alta entre las siete mayores economías avanzadas del mundo, aunque algunos países de la UE —incluidos Países Bajos y España— tienen tasas más altas.