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Actualidad #nicolás maduro#Venezuela#juan guaidó

Filo.Mundo | ¿Democracia o farsa? Venezuela va a las urnas para cerrar el 2020

Después de las elecciones en los Estados Unidos donde Trump no reconoce a Biden como mandatario electo, llegamos al cierre del año en un país donde, con bastantes diferencias, esto de reconocer o autopercibirse como Presidente, también está en agenda. Los detalles, en esta nota.

Filo.Mundo | ¿Democracia o farsa? Venezuela va a las urnas para cerrar el 2020

Venezuela 2020. No va a ser fácil. Pero en este video hablamos sobre las elecciones legislativas de una Nación donde la crisis solo cambia porque empeora y en la que el chavismo va a buscar quedarse con el último reducto de una oposición que se abstiene de participar y convoca a una consulta popular paralela. 

El domingo 6 de diciembre la Asamblea Nacional venezolana va a renovarse por completo. Las 277 bancas estarán integradas por aquellos diputados que resulten electos, asumiendo funciones sobre el inicio del 2021 en el recinto que lidera Juan Guaidó, quien además se considera el Presidente de un país donde Maduro, el Presidente real de ese mismo país, también creó otra Asamblea Nacional, además de la que se renueva en este llamado. 

La Asamblea Nacional, que en tu país puede llamarse Congreso o Parlamento, es el aparato legislativo de la República Bolivariana de Venezuela que con sus contrapuntos históricos, emerge de la reforma Constitucional que impulsó Hugo Chávez en el año 1999.

Pero en esto de que todo en el país caribeño parece venir por duplicado, te contaba que además de esta hay otra Asamblea Nacional, la Constituyente, la cual la podemos pensar como el síntoma del deterioro institucional que el chavismo transita desde la figura del Presidente Maduro. 

¿Por qué? Básicamente porque en este punto surge como innegable la derrota del oficialismo en las elecciones legislativas de 2015, donde a partir de no obtener los resultados esperados se termina convocando a esta Constituyente, la cual se instala como un órgano legislativo paralelo a la Asamblea Nacional.

De ahí en más, el alcance político real de la oposición quedó desestimado, al tiempo que la presencia de veedores internacionales en las futuras elecciones también siguió y sigue esa lógica. 

La Asamblea Nacional es, al menos en la mente de Juan Guaidó, el lugar que le permitió autoproclamarse al frente del país sobre enero de 2019.

Pero el Presidente es Nicolás Maduro y el poder, con todos los abusos y deficiencias que vamos a ver, lo ejerce desde el año 2013 el representante del Partido Socialista Unido de Venezuela.

Ahora bien, si la pregunta es si hay dos Presidentes y dos Asambleas. La respuesta seguramente varíe en función de a quien le preguntes. Pero ya sea por sí o por no, lo innegable es que la crisis multidimensional que el país transita parece cada vez más lejos de resolverse. 

La figura de Maduro logró transitar las presiones internas e internacionales que la llegada de Guaidó y su autoproclamación significó, dejando en claro el peso de los apoyos de cada una de las partes. 

El redireccionamiento de lo militar parecería ser de momento, la única alternativa del líder de la Asamblea Nacional para poder aspirar llegar al Palacio de Miraflores porque los respaldos internacionales y en parte populares difícilmente puedan imprimir un cambio real en el rumbo político venezolano.

Sin lo militar, Guaidó podría perder además su lugar en la Asamblea porque si bien el 11 de agosto comenzó el período de inscripción para las elecciones, los partidos opositores que conforman la Mesa de la Unidad Democrática acordaron no participar, denunciando irregularidades y la falta de veeduría internacional.

Por su parte, buscando legitimar algo bastante flojo de papeles, el Gobierno de Maduro informó sobre las más de 3.000 candidaturas recibidas y se negó, a contramano de lo recomendado por la Unión Europea, a postergar el llamado. 

Entonces, no hay 2 presidentes pero algunos piensan que sí. Definitivamente existen dos Asambleas y para seguir en sintonía, además hay doble convocatoria a elecciones porque la oposición también va a realizar una "consulta popular" para que los venezolanos decidan si están de acuerdo o no con las parlamentarias de este 6 de diciembre. 

No es la primera vez que la oposición convoca una consulta sin la participación de autoridades oficiales. De hecho para 2017 previo a la Constituyente que vimos se llevó a cabo esta suerte de plebiscito para rechazarla, aunque, como también quedó en claro, la propuesta de Maduro salió adelante.

En general el Presidente ha podido afirmarse en ese equilibrio inestable que transita el país desde hace años pero esto no significa una mejora ni mucho menos en el escenario nacional, sino todo lo contrario. 

A la inmensidad de las trágicas variables que ya seguramante conozcas, este septiembre se publicó un  informe de las Naciones Unidas donde se denuncia la violación a los DDHH en el país. 

Desde el Consejo que encabeza la ex presidente chilena, Michele Bachelet, se analizaron “las ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias y torturas cometidas desde el 2014”.

En un estudio de 21 páginas y aclarando que las entrevistas realizadas fueron remotas dado que el Gobierno no respondió a las solicitudes, el Consejo de Derechos Humanos volcó los estudios de una una misión independiente sobre 223 casos individuales y examinando otras 2891 declaraciones

Es por eso que en este contexto dramático, existe una urgencia absoluta por encontrar una solución política, aunque también es cierto que oficialismo y oposición parecen ir siempre en caminos diferentes. Este 6 de diciembre Venezuela va a renovar su Asamblea Nacional, pero por sobre todas las cosas va a perder una nueva oportunidad de buscar una salida política a una crisis que parece no tener fondo

Y como en general ocurre cualquier diagnóstico parece imprudente. El día a día transita con capítulos por separado y las escaladas en eventuales manifestaciones pueden ser incalculables. Lo único que no cambia es que sea desde el chavismo o la oposición, los costos de la crisis, siempre, van al pueblo.