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Fake news: El arte del engaño político

La regresión política tiene en las noticias falsas un fuerte aliado y motivo. Estando a 31 días de comenzar el calendario electoral, te contamos qué son, cómo reconocerlas y cuál es el impacto en tu día a día y la manera en la que te informas.

Fake news: El arte del engaño político
¿Cómo podemos definir a las “fake news” o noticias falsas? Si bien todos podemos entender la idea general que se desprende de estas palabras, el fenómeno es más complejo de lo que parece

El pasado 7 de enero Juan Manuel Urtubey, gobernador de Salta desde 2007 y candidato a presidente por el espacio Alternativa Federal, despidió a un policía tras enterarse de que el uniformado resolvió secuestrarle el auto al hijo del funcionario, quien manejaba bajo los efectos del alcohol.

¿Indigna, no? Pero lo cierto es que esta noticia es falsa y lastimosamente la única particularidad que presenta al momento es que vino a inaugurar las fake news modelo 2019 en la política argentina.

Victoria Donda votando en contra de encarcelar a violadores, que el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo legaliza el aborto hasta el noveno mes o que durante el Encuentro Nacional de Mujeres en Trelew se quemó vivo a un perro son algunos de los ejemplos que dan forma a una lista de noticias falsas que proliferan cada vez con mayor intensidad e intencionalidad por y desde las redes sociales.

Un nombre nuevo para un problema de siempre

Si bien este tipo de prácticas distan de ser un fenómeno reciente, en los últimos meses, la expresión fake news ha ido alcanzando un lugar más familiar en los medios de comunicación.

Lo que sí es nuevo es la capacidad de viralización y las implicancias que estas prácticas tienen. Desde sus formas y en sus intensidades, las fake news condicionan y se presentan como síntoma de grupos sociales donde el interés por la veracidad de la noticia y las capacidades críticas de lectura para identificar lo falso son cada vez menores.

Pero vamos por partes: ¿Cómo podemos definir a las “fake news” o noticias falsas? Si bien todos podemos entender la idea general que se desprende de estas palabras, el fenómeno es más complejo de lo que parece y es en parte por eso que al momento no hay una estabilidad en su reseña.

En noviembre de 2017, el Diccionario Collins eligió fake news como la palabra del año. La expresión fue planteada como la “información falsa, frecuentemente sensacionalista, diseminada bajo el disfraz de reportaje de noticias”. No obstante, esta idea además de no disponer de una única connotación, no opera en solitario.

De la mano de este concepto llega el de la post verdad. De hecho, fue el Diccionario Oxford en este caso que la seleccionó como la palabra internacional del 2016, definiéndola como las “circunstancias en que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública que las referencias a emociones y a creencias personales”.

Si la post verdad es el escenario y las fake news protagonista, existen también algunos actores de reparto que son necesario mencionar.

Se pueden encontrar filtros burbuja en Google o Facebook, donde las búsquedas responden a consultas previas de los usuarios y los enlaces que eligieron. De hecho, en el caso de Google se rastrean entre más de 57 variables (marca de la computadora, que buscador usas, tu ubicación, etc) que se traducen en que ante un mismo click, los resultados que vos obtengas van a diferir de los míos.

Una mentira no tendría ningún sentido a menos que sintiéramos la verdad como algo peligroso

Estos filtros se producen y reproducen en las cámaras de resonancia, donde la información (cierta o no) es amplificada por repetición en un sistema cerrado desde el cual las visiones  alternativas se descartan en pos de que las personas terminen consumiendo noticias ajustadas a su modo de pensar.

Estas herramientas, ya sea desde Twitter, Facebook, Google o Whatsapp, demuestran  que una noticia falsa no surge de la nada, sino que viene a acreditar o deslegitimar una forma de pensar y es en ese contexto que uno tiende a buscar el dato que acredite lo que cree cierto, aprovechando las “bondades” de la post verdad como herramienta para la autoafirmación.

Algunos indicadores que son noticia (de verdad)

Según un estudio publicado por Buzz Feed días después de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, las veinte principales noticias falsas en Facebook durante los tres meses anteriores a los comicios, tuvieron más interacciones que las veinte historias reales publicadas en la misma red por los medios más reconocidos (New York Times, Washington Post, FOX News, etc.).

A su vez, una investigación realizada por la Universidad de Oxford en 36 países, reveló que 54% de los usuarios de internet usan las redes sociales como fuente de noticias.

Si los primeros réditos del mundo 3.0 se observaron en los Estados Unidos con el “Obama for America” y fue profundizado gracias al espasmo tuitero de Trump, el caso de Bolsonaro  se presenta como una "revolución" en el modo de hacer y ganar elecciones.

La regresión política tiene en las noticias falsas un fuerte aliado y motivo y su importancia ante un 2019 que será electoral es plena.

Y si miramos para atrás esto se confirma con varios casos conocidos. Porque si bien la funcionalidad de las sociales (ciencias, no redes) no debería ser predecir el futuro (para esa ambición errática está la economía), sí resulta necesario reconocer que se sigue pensando a la realidad con manuales escritos por autores de un mundo que ya no existe.

Si sobre finales del siglo y en pleno auge de la revolución tecnológica el acceso a internet simbolizaba estar conectados con el mundo, aliada de las democracias y el pluralismo, quizás algunos años después, esta idea y realidad haya cambiado, después de todo la máquina la hace el hombre y es lo que el hombre hace de ella, ¿o no es verdad?.

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