La nueva ley se aprobó con 52 votos a favor correspondientes al oficialismo y parte del justicialismo, 15 en contra y una abstención.
La medida establece una reducción gradual del impuesto a las Ganancias para empresas y de los aportes patronales, al tiempo que grava la renta financiera y eleva los impuestos a la cerveza y bebidas.
Uno de los elementos principales es la reducción gradual en cinco años de la alícuota del impuesto a las Ganancias para dividendos no distribuidos de las empresas y la posibilidad de computar el pago del Impuesto al Cheque a cuenta de Ganancias.
También plantea la devolución anticipada de los saldos a favor del IVA por las inversiones que hagan las compañías.
El punto más novedoso es que se gravará la renta financiera: los activos financieros denominados en moneda extranjera o indexados a la inflación pasarán a estar gravados al 15%, mientras que las ganancias no distribuidas de las compañías pasarán a estar gravadas al 25%.
Otro aspecto que introduce el proyecto es la eliminación del impuesto a las transacciones inmobiliarias, en tanto que pasarán a gravarse las ganancias de capital en las viviendas que no correspondan a uso familiar.