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En el día internacional de la Tierra enterate porqué los bitcoins son nefastos

La criptomoneda que quintuplicó su valor durante el 2020 también aumentó exponencialmente su consumo energético ¿Cuánto? Lo suficiente como para superar todo el gasto eléctrico de la Argentina en un año. Los detalles, en esta nota. 

En el día internacional de la Tierra enterate porqué los bitcoins son nefastos

En el marco de este 22 de abril, día internacional de la Tierra e inicio de la cumbre que de manera virtual Joe Biden encabezará por las próximas dos jornadas, es que la variable medioambiental y sus urgencias vuelve a estar en agenda. 

En esta nota con la intención de pensar uno de los abundantes casos que desde la ya desgastada lógica “nuevas normas, viejas prácticas” ilustra como el bitcoin, un bien muchas veces pensado como intangible, en verdad concentra en la actualidad uno de los impactos más palpables sobre el planeta y su destrucción 3.0.

Para arrancar definimos brevemente tres conceptos que quizás ya manejes pero que son importantes para entender esta relación medioambiente - bitcoin: 

1.Huella de carbono: es la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que produce el ser humano tanto al fabricar un producto como al realizar sus actividades diarias.  La huella es nuestro paso por el planeta y se expresa en toneladas de CO2 emitidas. Cómo nos alimentamos, dónde hacemos las compras, nuestro consumo energético y los medios de transporte, todo eso, en este eje. 

2. Bitcoin: podemos pensarlo como un nuevo tipo de red de pago global. Nuevo en términos comparados con empresas como MasterCard, no tanto si la referencia en PayPal. A contramano de estos casos, algunas diferencias.

 La infraestructura de una mina de bitcoins | Foto: Reuters

Primero, bitcoin está completamente descentralizado. La red MasterCard es propiedad y está operada por MasterCard Inc. Pero no existe Bitcoin Inc. Más allá de un Satoshi Nakamoto (presunto seudónimo) que apareció en 2008 o Gavin Andresen que es el desarrollador visible desde entonces, no hay Bitcoin Inc. En cambio, miles de computadoras en todo el  planeta procesan transacciones sin intermediarios institucionales. 

En segundo término, los pagos con MasterCard y PayPal están referidos sobre monedas convencionales como el dólar. La red Bitcoin, en cambio, dispone de su propia unidad de valor la cual fluctúa frente a otras monedas de la misma manera que el peso puede hacerlo frente a la divisa norteamericana. 

3. Minar: bitcoin se basa en la tecnología blockchain o cadena de bloques que la podemos pensar como una base de datos compartida de transacciones, con operaciones que tienen que ser confirmadas y cifradas. 

La red está protegida por usuarios llamados "mineros" que usan computadoras para verificar transacciones, que muchas veces trabajan bajo el estímulo de bitcoins como recompensa y que básicamente las computadoras desde las que trabajan consumen enormes cantidades de electricidad.

Esto porque como podes ver acá no son computadoras como desde la que programas un mail o miras Netflix sino que, entre otras bondades, requieren de tecnología ASIC (aplicación específica integrada de circuitos de chips, en castellano) que permiten minar con mayor velocidad y eficiencia. 

Osea que como concepto general podemos pensar que el algoritmo de bitcoin y su funcionamiento exige cantidades enormes de energía para validar las transacciones.

 Bitcoin quintuplicó su valor en el 2020 | Foto: Reuters

Con estos tres conceptos en la cabeza pasemos al contexto y en buena medida la amenaza (ya bastante tangible) que bitcoin y sus formas genera:

A medida que el precio de Bitcoin se disparó, para tener referencia durante el 2020 su valor se quintuplicó estando actualmente 1 criptomoneda valuada por debajo de los US$ 60.000, también lo hizo la cantidad de energía que se consume. Según la Universidad de Cambridge y el centro de monitoreo de estas prácticas, la minería de bitcoin utiliza un 80% más de energía que a principios de 2020.

Y a medida que Bitcoin se vuelve más popular, Elon Musk mediante (se llegó al punto de que exista una plataforma que te avisa cuando tuitea usando la palabrita mágica), más recursos consume su ecosistema y mayor es el impacto.  

La ecuación es simple: más valor, más competencia; más competencia, más mineros, más mineros; más consumo eléctrico. El resultado, negativo. 

En números

Una transacción de bitcoin es el equivalente a la huella de carbono de 735.121 transacciones de Visa o 55.280 horas de visualización de YouTube, según reporta la Blockchain Society, un grupo de estudio de la Universidad de Amsterdam que creó un índice de consumo de energía al respecto.

China, si bien prohibió el comercio de criptomonedas en el año 2019 por vincularlo al lavado de dinero, permite minar, concentrando cerca del 80% de las operaciones globales ¿El impacto? El consumo energético es tal que corre el riesgo de no poder atender sus compromisos en materia climática dado que el 40% de las minas funcionan con carbón, algo que altera el compromiso de Beijing de convertirse en carbono neutral para 2060. 

Nuevamente la Universidad de Cambridge marca que la cantidad de electricidad consumida por la red Bitcoin en un año podría alimentar todas las teteras utilizadas para hervir agua durante 25 años en el Reino Unido o bien satisfacer las necesidades energéticas de la Universidad por 647 años. 

Marca Gzero media que la minería reporta el 0,6% del consumo eléctrico global con una huella de carbono similar a la de Nueva Zelanda y un uso anual superior al de la Argentina. 

El mundo post Trump

Después del paso de Donald Trump por la Presidencia en la que, además de muchísimas regulaciones ambientales derogadas, retiró al país del acuerdo climático de París, Estados Unidos bajo la administración Biden está volviendo a comprometerse con la acción climática.

El titular de la Casa Blanca será anfitrión de una cumbre climática virtual para conmemorar el día internacional de la Tierra y donde, entre otras cosas, va a profundizar el pedido sobre China e India de adherirse a un nuevo plan para frenar el cambio climático.

Vale recordar que China es el mayor contaminador del mundo aunque con un atendible redireccionamiento hacia la energía solar y eólica. India, en cambio, no ve con muy buenos ojos las exigencias de aquellas potencias que contaminaron su camino hacia la riqueza y ahora exigen desde ese lugar. 

 El Acuerdo de París está lejos de cumplirse | Foto: Reuters

Pero como te cuento en esta nota, el Acuerdo de París da cuenta de que la dicotomía entre naciones desarrolladas y en desarrollo no se corresponde con la realidad.

Los países se encuentran en varias formas de desarrollo pero de ninguna manera una categoría puede tener, por caso, a la Argentina y China como pares en sus responsabilidades y obligaciones. 

Más concretamente, no existe una forma creíble de abordar el cambio climático que no implique una participación sustancial de todos los países con altas emisiones del mundo, incluidos China, Brasil y otras naciones en ascenso. India es el caso. 

París, bitcoins y las urgencias 

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) calcula en su informe anual de "brecha de emisiones" que, solo en la década de 2020, la diferencia entre lo que los países se han comprometido y lo que es necesario para limitar el calentamiento a 2 grados está entre 13.000 a 15.000 millones de toneladas de dióxido de carbono de diferencia.

Como apunta Noah Sachs en su estudio “El Acuerdo de París en 2020: ¿descompostura o ruptura?”, el tratado actualmente se encuentra en grave peligro de ingresar en un espiral descendente, en buena medida por lo que puede ofrecer: transparencia y persuasión moral, dos commodities bastante devaluados por estos tiempos. 

Biden participa en  la Cumbre Climática virtual | Foto: Reuters

Volviendo a los bitcoin y para cerrar. El caso de esta criptomoneda es el síntoma de un problema bastante más profundo que encuadra a una nueva forma de mesurar el valor en el siglo XXI. Eso no va a cambiar pero quizás sí lo hagan los controles que puedan implementarse al respecto. 

El Reino de Suecia tiene un impuesto al carbono superior a 100 euros por tonelada métrica de CO2, algo que limita esta práctica bajo esa fuente de energía.

Como marca este artículo del New York Times, figuran nuevas formas de realizar transacciones de bitcoin más ecológicas. Por ejemplo, los usuarios podrían realizar hacerlo por lotes en algo llamado Lightning Network, un canal de pago entre dos usuarios que usaría menos energía para procesar transacciones. Las alternativas sobran y el mundo demanda nuevas prácticas, rápido.