La escena de Gilad Gil Pereg, acusado de asesinar a su madre y a su tía en Mendoza en enero de 2019, maullando durante la primera audiencia del juicio por jurado fue una de las imágenes más comentadas de la semana. La defensa del imputado, "el hombre gato", afirma que es un discapacitado mental y que, por lo tanto, es inimputable.
Sin embargo, la declaración de dos psiquiatras que lo analizaron podrían complicar esta versión. Si bien reconocieron que tiene comportamiento "diferentes" o "extraños", afirmaron que nunca lo escucharon maullar, tal como lo hizo en el inicio del juicio.
”Él sabe muy bien lo que ocurre a su alrededor”, aseguró ante el jurado Juan José Vilapriño, director del hospital de salud mental El Sauce, de Mendoza, al momento en que Gil Pereg fue derivado desde el penal San Felipe.
En ese sentido, sostuvo: “Vi que siente que es un gato. Vi que utilizaba esto para tener un beneficio". Para reforzar su mirada, recordó: “Una vez no quiso hacer un test sobre un papel. Le dije que volvía al penal y pidió hacer el dibujo”.
Para Vilapriño, Pereg "está en condiciones de alta y de poder volver al penal". "Algunos aspectos no los comprender, pero hay otros que sí. En psiquiatría no es blanco o negro", explicó.
En su declaración también reveló un detalle desconocido sobre la vida del "hombre gato" en el penal: "Tenía dificultades para que se hiciera el tratamiento en la penitenciaria. Solicitó no poner inodoro porque lo hacia en la celda, y pidió ocho litros de leche por día".