Después de la noticia que conmocionó al país, protagonizada por Fabián Aquino, un joven de 16 años que fue atacado brutalmente con una navaja por sus compañeros en una escuela de Florencio Varela, se renueva la preocupación de los padres por el bienestar y la salud de sus hijos.
Por eso es importante que sepan que pueden hacer algo para ser más conscientes y estar al tanto de lo que ocurre en la vida de los chicos. La palabra de los expertos, en esta nota.
¿Qué es el bullying?
Se denomina "bullying" a la intimidación o acoso escolar, caracterizado por ser un comportamiento agresivo intencional y que consiste en una relación desequilibrada de fuerza, en la que una de las partes cuenta con cierto poder por sobre la otra.
El bullying es repetitivo y se puede manifestar de manera física, verbal o social.
En el caso de los varones, el acoso es más común a nivel físico y puede componerse de golpes, empujones o bien ataques como el que sufrió Fabián. En las mujeres, lo más normal es que se hagan comentarios verbales o se realice la temida exclusión social, como menciona la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés).
El acoso escolar ha existido desde siempre y formado parte de la vida de jóvenes de diversas maneras, pero actualmente su influencia se vio potenciada debido al uso las nuevas tecnologías y las modernas formas de comunicación.
Un ejemplo de esto es el acoso cibernético, desarrollado a partir del surgimiento de Internet y los teléfonos celulares. Las redes sociales son uno de los canales principales de cyberbullying, a través de las cuales los chicos pueden ser hostigados incluso de forma anónima.
Indicios a no pasar por alto
Como en el caso de una enfermedad, un chico puede manifestar síntomas si es víctima de abusos. La licenciada Claudia Kleidermacher (MN: 18.949) enumeró los más importantes a tener en cuenta si notás raro a tu hijo o pensás que puede sufrir algún tipo de bullying.
"Hay que tener en cuenta que este tipo de manifestaciones puede variar, dependiendo del carácter y la personalidad de cada chico", aclaró Claudia.
Principales síntomas
Retraimiento (encerrarse en sí mismo o no querer hablar)
Cuadros agresivos (con un hermano, por ejemplo)
Sensación de vergüenza
Malas reacciones o contestaciones
Negarse a ir a la escuela o poner excusas para faltar a clases
Rechazo de afecto por parte de sus seres queridos
"Los chicos, ante una situación de abusos constantes, comienzan a sentirse disminuidos, a considerarse 'poca cosa'. Existe una pérdida de la identidad para ellos, como que no valen nada. Al mismo tiempo, pueden comenzar a tener malas actitudes o una conducta errónea.
Por lo general sienten vergüenza, y eso los paraliza, porque piensan que hicieron algo malo, entonces no pueden verbalizar lo que les pasa porque se sienten culpables", explicó la especialista.
Además existen los casos particulares, como los jóvenes que tienen un exceso de peso y reciben burlas por ello (como el caso de Fabián). En estos casos, el menor puede rechazar la comida o dejar de comer. En casos extremos, puede llegarse a la anorexia.
¿Qué hacer?
Si se tienen sospechas, lo mejor es hablar primero con la persona afectada. "Tener una charla con la criatura es lo primero que hay que hacer, para ver si mediante la palabra puede revelar algo más que su comportamiento", señaló Claudia.
En segunda instancia, acercarse a la escuela para hablar con los maestros y directores, o bien con el gabinete pedagógico, por dos cuestiones: la primera, para conocer si existe alguna situación de acoso de la que no se está al tanto, y la segunda para informar a la institución de las dudas ante esta posibilidad, para que tanto los padres como la escuela puedan investigar sobre el tema.
Como alternativa a estos casos o para complementar, también se puede consultar con un terapeuta, sobre todo en casos donde la situación es muy particular y es necesario actuar con rapidez e inteligencia.
¿Cómo promover las buenas prácticas?
Además de estar al tanto de los comportamientos de los chicos, es importante dar el buen ejemplo en el ámbito familiar, para generar una crianza sana y que los hijos puedan identificar los buenos valores.
"Es importante proceder en consecuencia: ser tolerantes con el otro, abrazar las diferencias como algo enriquecedor, no estigmatizar y tener una actitud coherente con los principios básicos de convivencia", concluyó Claudia.