El conflicto político y social que atraviesa el Estado Plurinacional de Bolivia continúa sumando capítulos conforme al correr de los días.
En las últimas jornadas, la oposición a Evo Morales sufrió una suerte de fractura y se dividió entre las figuras de Carlos Mesa, ex candidato presidencial más votado en las elecciones del domingo 20 de octubre y Luis Fernando Camacho, presidente del comité cívico de Santa Cruz de la Sierra.
Por un lado entonces quedó la figura de Carlos Mesa, referente del espacio Comunidad Ciudadana, quien publicó un comunicado desde el cual exigen nuevas elecciones, además de la renuncia de los miembros del Tribunal Supremo Electoral.
Por el otro, desde un enfoque más radicalizado, Camacho, quien si bien no especificó que medidas tomaría, lo cierto es que el sábado por la noche anunció la decisión conjunta con otros comités de darle 48 horas al presidente para que abandone el poder.
Este plazo se venció en el día de ayer y es por eso que el cruceño se dirigió a la ciudad de La Paz donde piensa presentarse en el palacio presidencial para exigir a Morales su renuncia a través de una carta ya redactada.
Sin embargo, apenas aterrizado en el Aeropuerto de El Alto, Camacho se topó con militantes del Movimiento al Socialismo (oficialismo) y por razones de seguridad, se encuentra retenido en las instalaciones, algo que el dirigente entiende fue hecho adrede.
Acá es donde estamos parados ahora. El Presidente del Comité Cívico plantea desde sus redes sociales que tienen que hacer firmar la carta y que no se van a volver, al tiempo que desde el Gobierno plantean que el retener a Camacho es la manera de resguardar su seguridad ante la militancia allí presente.
De esta manera, estando a 16 días de las elecciones generales, el país continúa fracturado. Las protestas a favor y en contra de Morales están escalando preocupantemente en sus niveles de violencia y al momento, por fuera de la tercera reelección del mandatario, la resolución a este conflicto no encuentra salida.