Anthony Doolin, un australiano que vivía en una casa en Brisbane, Australia, se sorprendió al encontrar en su propiedad de casi 17 hectáreas una mina de oro, tres años después de haberla comprado.
El hombre, que no tenía en los planos la existencia de esta mina de oro, descubrió la entrada durante una caminata por el patio de su casa.
"No nos habían dicho, simplemente la encontramos un día ahí. Casi me desmayo, me imaginé a Indiana Jones y vías ferroviarias subterráneas", dijo el expropietario del lugar, que vendió el terreno en el mismo precio en que lo compró, alrededor de 1.350.000 dólares.
Después de enterarse de esto, Doolin descubrió que esta era solo una de las minas cercanas: "Hubo mucha minería a principios del siglo pasado y aquí hay algunas pequeñas minas. Está intacta", aseguró, aunque también explicó que nunca pudo averiguar si todavía había oro.
Su madre, Jane Doolin, dueña de una inmobiliaria, se encargó de tasar y vender la casa en el mismo valor en que había sido comprada, aunque el hombre pretendía obtener al menos 300.000 dólares más.
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Gabriel Alejandro Mazzeo Galanti