Estuvo acompañado por el Director General del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, y el jefe del Consejo de Asesores, Demian Reidel.
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Desde la caída en la actividad, cierre de empresas y despidos, hasta la ayuda estatal y sus consecuencias. Los aumentos de precios y el dólar.
Este sábado se cumplen 100 días desde el comienzo del aislamiento social preventivo y obligatorio, decretado para frenar el avance de la pandemia del coronavirus. Al momento, la medida es la única que ha demostrado efectividad para enfrentar la propagación del virus. Sin embargo, sus consecuencias negativas en la economía son evidentes. Repasemos los principales números.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) actualizó su reporte de Perspectivas Económicas Mundiales, el cual ubica a Argentina entre los seis países que sufrirán las mayores recesiones como consecuencia de la pandemia y las medidas de confinamiento. Según el organismo, a la contracción del 9,9% correspondiente al 2020, le seguirá una recuperación del 3,9% proyectada para el 2021. De esta forma, nuestra economía también se encuentra disputando el ranking de los países con menores rebotes del mundo.
El Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) calcula que, desde el inicio de la cuarentena, se registran 860.000 empleos menos. El informe destaca que la mayor parte de los trabajos perdidos corresponden a la economía "en negro": los asalariados informales disminuyeron en 180.000, los cuentapropistas no profesionales informales perdieron 160.000 puestos y los trabajadores eventuales (changas) sufrieron 250.000 bajas. Pese a la vigencia del decreto que prohíbe los despidos, los asalariados formales disminuyeron en 150.000 y entre autónomos y empleadores formales se perdieron 120.000 puestos de trabajo, siempre según la UCA.
El convenio entre la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Confederación General del Trabajo (CGT) que permite a los empresarios pagar tres cuartas partes de su salario a los trabajadores suspendidos rige desde finales de abril. Estas suspensiones pactadas son una respuesta a la caída en el nivel de actividad resultante de la cuarentena. El acuerdo implica el pago una prestación no remunerativa equivalente al 75% del ingreso neto del trabajador, garantizando la continuidad de los puestos de trabajo.
El titular de la Cámara Argentina de Comercio, Mario Grinman, advirtió que “podemos hablar de 100.000 comercios cerrados como piso en los próximos meses, y todo depende de la duración de esta tragedia”. Las estimaciones que realiza el sector reflejan un efecto devastador para el mundo pyme. En el mismo sentido, la Federación de Comercio de la Ciudad de Buenos Aires (Fecoba) advierte que sólo en la capital cerraron definitivamente unos 24.000 locales.
Un dato que no suele tenerse en cuenta pero que refleja el estado de la economía real es la cantidad de cheques rechazados. El número de “cheques sin fondos” es un reflejo de que la cadena de pagos se encuentra dañada, pero en vías de recuperación. El monto de rechazo de cheques por falta de fondos en términos del total fue del 7,8% en abril, reduciéndose hasta el 3,7% en mayo, según el Informe sobre Bancos elaborado por el Banco Central.
Según informes realizados por la Oficina del Presupuesto del Congreso (OPC), las medidas anunciadas para enfrentar la crisis implican un 4,9% del PBI. De esta cifra se desprenden los gastos incurridos por el Estado contrarrestar los efectos económicos de la pandemia: el pago del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), los subsidios extraordinarios a jubilados y beneficiarios de la AUH, créditos a pymes y monotributistas, transferencias a provincias, el programa ATP, ayuda alimentaria, insumos sanitarios, obras en hospitales, bonos para personal de salud y seguridad, entre otros.
El bono de $10.000 fue lanzado hacia finales de marzo para compensar la caída en los ingresos de los sectores más postergados de la economía. Es el caso de los trabajadores informales. En principio, el Gobierno calculaba que el beneficio sería otorgado a 3,6 millones de familias. El hecho de que el Estado se encuentre pagando la segunda ronda del Ingreso Familiar de Emergencia a unas 8,5 millones de personas muestra que el alcance de la crisis fue sensiblemente superior a las proyecciones oficiales. La partida presupuestaria estatal destinada al IFE asciende a casi $180.000 millones.
La otra herramienta de dimensiones creada por el Gobierno para amortiguar las consecuencias económicas de la cuarentena fue el programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP). Se trata de un salario complementario mediante el cual el Estado subsidia el 50% del sueldo neto de los trabajadores de empresas privadas afectadas por la crisis, con un piso equivalente a un salario mínimo vital y móvil, $16.875, y un máximo de dos salarios mínimos, $33.750. El número total de empresas receptoras del beneficio abarca a cerca de 1,8 millón de trabajadores. La cantidad de firmas correspondientes a mayo resultan ser 86.000 menos que durante el mes anterior, y se espera que el número continúe cayendo en junio, luego de implementarse mayores restricciones para acceder al beneficio.
Los planes de asistencia estatal mencionados anteriormente tienen su correlato directo en un aumento exponencial del déficit fiscal. Este incremento del gasto sumado a una disminución considerable de los recursos provenientes de la recaudación tributaria resulta en un déficit primario de $251.287 millones para el Sector Público Nacional, correspondiente al mes de mayo. Si agregamos el pago de intereses de la deuda pública, el resultado financiero cerró con un rojo de $308.219 millones.
La recesión que venía sufriendo nuestra economía se profundizó con la implementación del aislamiento social. Esto repercutió directamente en el nivel de actividad y, en consecuencia, en el nivel de aumento de precios. Esta realidad, sumada a las políticas de precios máximos, congelamiento de tarifas y Precios Cuidados nos dió como resultado una desaceleración en la inflación durante la cuarentena.
¿Qué número le asignamos al dólar? Hay muchas cotizaciones diferentes, pero todas subieron. Desde que comenzó la cuarentena, el mayorista lleva un incremento superior al 10%. El turista, por su parte, pasó de valer $85,68 el 20 de marzo a ubicarse en los $95,59 actuales. Pero los aumentos más llamativos fueron los de las cotizaciones paralelas. El dólar blue acumula un salto de $42,50 desde el comienzo del aislamiento obligatorio, pasando de los $85,50 hasta los $128 actuales.
El aumento en las diferencias -o brechas- entre las cotizaciones del billete verde es una muestra de la incertidumbre reinante. Al no saber cuándo ni de qué forma saldremos de la cuarentena, debido a la falta de herramientas para combatir al virus, las personas se aferran a los refugios de valor. En nuestro caso, el dólar.
Estuvo acompañado por el Director General del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, y el jefe del Consejo de Asesores, Demian Reidel.
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El conductor es un médico de Arabia Saudita vive en el país desde 2006 y esta detenido.
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A pesar de este incremento, también se informó que los salarios registrados reflejan una pérdida interanual del poder adquisitivo del 8,6%.
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