La historia de Lola Mora muestra la pelea de una mujer que sobresalió no solo en nuestro país, sino que en el mundo. Se impuso con su arte, ignoró los comentarios de la alta sociedad que criticaban sus obras como la Fuente de las Nereidas que mostraba el cuerpo desnudo y poderoso de una mujer.
Empoderada para su época en el 1900 y para la actualidad del 2020. Hizo todo para convertirse en la primera escultora del país. Una mujer que no “cumplió” con los estereotipos de la época, ni siquiera con los que tenemos ahora. Una mujer que peleó por un país (y mundo) con más igualdad de oportunidades. Una mujer que superó los obstáculos de una sociedad machista y patriarcal para hacer historia.
En su honor, desde el 2000 se otorgan los Premios Lola Mora en los medios de comunicación a quienes usan su voz para "promover cambios en el imaginario social, a fin de eliminar todas las formas de discriminación hacia las mujeres en lo social, político, económico, científico y cultural". Hablamos con la fotoperiodista Gala Abramovich y las periodistas Valeria Sampedro, Mariana Iglesias y Luciana Peker, para que nos cuenten qué significa su rol de comunicadoras, el reconocimiento a ese trabajo y el permanente desafío de la sociedad en la que vivimos.
Lola Mora, la primera escultora de Latinoamérica
Dolores Candelaria Mora Vega nació en Tucumán en 1867, hija de un comerciante de origen catalán con algunas estancias en la zona y de una estanciera salteña. Era la tercera de siete hermanos (tres varones y cuatro mujeres). A los 18 años perdió a sus padres con una diferencia de dos días: su madre murió por neumonía y su padre por un ataque al corazón. Dos años después, conoció al pintor italiano Santiago Falcucci y tomó clases para mejorar en pintura y dibujo. Empezó a retratar a importantes figuras de la alta sociedad tucumana y así ingresó a un círculo donde comenzaron los encargos.
En 1894 exhibió una colección de retratos de gobernadores tucumanos y se ubicó como una artista destacada. La colección fue donada a la provincia y tomó ese éxito como envión para viajar a Buenos Aires a solicitar una beca. La consiguió y fue a Roma a estudiar con el pintor Francesco Paolo Michetti y con el escultor Giulio Monteverde, conocido como "el nuevo Miguel Ángel".
Se instaló en Roma mientras en Argentina se hablaba de la exitosa carrera de la artista, sus exposiciones y premios recibidos en Europa. Durante la presidencia de Julio Argentino Roca recibió varios encargos como la estatua de Juan Bautista Alberdi para Tucumán, un busto de Roca, una estatua de Aristóbulo del Valle, una alegoría de la Independencia, dos sobrerrelieves para la Casa Histórica de Tucumán y cuatro estatuas para decorar el edificio del Congreso Nacional, entre otros.
En 1902 volvió a Buenos Aires para traer la Fuente de las Nereidas que provocó un escándalo al ser desembalada. Los cuerpos desnudos de las nereidas saliendo del agua por el nacimiento de Venus eran considerados obscenos por la alta sociedad porteña. Calificada como "adefesios horribles", en 1915 el Congreso la desmontó y en 1918 la trasladaron del Parque Colón, en Casa Rosada, a donde se encuentra actualmente en la Costanera Sur, en la entrada de la Reserva Ecológica.
El final de su carrera llegó alrededor de 1920, cuando ya no recibía encargos debido al fallecimiento de Roca y del alejamiento del círculo de poder argentino. Las deudas empezaban a aparecer y apuntó a otra actividad. Vendió sus pertenencias en Roma y volvió a Argentina. Le interesaba el cine e impulsó un aparato para “cinematografía a la luz”, con el cual buscaba proyectar imágenes sin la necesidad de estar en una sala oscura. No funcionó. Incursionó en exploraciones geológicas en Salta, pero tampoco le fue bien y perdió sus ahorros.
Con la salud deteriorada, se instaló en Buenos Aires entre 1932 y 1933. En 1935, el Congreso le aprobó una pensión de $200 mensuales, pero jamás llegó a cobrar porque murió al año siguiente, a los 69 años, después de estar 11 meses postrada en una cama tras sufrir un ataque cerebral.
Lola Mora fue la primera escultora latinoamericana, no solo argentina. Logró insertarse en un ámbito donde las mujeres no eran recibidas y llegó a ser histórica y mundialmente recordada. Mientras el Día Internacional de la Escultura se conmemora el 6 de marzo por el nacimiento de Miguel Ángel, en nuestro país se hace honor a Lola Mora el 17 de noviembre con el día Nacional del Escultor y de las Artes Plásticas.
Mujeres que hacen historia
Mariana Iglesias trabaja en Clarín desde 1996 y siempre estuvo en la sección “Sociedad” donde cubría temáticas sociales como género, infancia, niñez, discriminación y derechos humanos. “Hacía bastante que venía tratando estos temas y en 2015 y 2016 estuve ternada a los premios Lola Mora. Para mí eso ya fue una alegría porque es una distinción que reconoce la importancia de dar una imagen positiva de la mujer en los medios de comunicación”, dijo la periodista para Filo.news, y agregó: “Representa que la mujer sale del lugar de víctima, de un ser sin derechos y muestra que estamos llegando a todos los ámbitos y somos mayoría en muchos lugares”. En 2017 fue premiada y representó “una gran alegría porque es un reconocimiento a la importancia que tiene el periodismo con perspectiva de género”.
"Es una distinción que reconoce la importancia de dar una imagen positiva de la mujer en los medios de comunicación", Mariana Iglesias
En 2017 también fue premiada Valeria Sampedro por Labor Periodística en TV por su trabajo en Canal 13 y TN. Ese año también estuvo nominada por su programa Mujeres… ¡de acá! junto a Marcela Ojeda en Radio Nacional. “Ambas nominaciones, y por supuesto el premio, significan un orgullo, un reconocimiento”, consideró y destacó: “Hay una particularidad que lo vuelve aún más interesante que es el concepto de lo que premia el Lola Mora. Cualquier reconocimiento es un mimo, pero en el Lola Mora el jurado es gente que reconozco, admiro y que trabaja en temáticas de género. El Lola Mora es la ratificación de que hay un trabajo encaminado, sobre todo en los medios grandes donde parece que esa perspectiva de género a veces cuesta por la multiplicidad de voces, por la falta de capacitación que muchas veces no atraviesa a cada uno de los integrantes de los equipos. Es muy reconfortante que llegue ese reconocimiento”.
"El Premio Lola Mora es la ratificación de que hay un trabajo encaminado", Valeria Sampedro
En los premios de 2019, la última edición, fue la primera vez que otorgaban un premio al fotoperiodismo y la ganadora fue Gala Abramovich: “Era la primera vez que existía la categoría de fotoperiodismo por lo que para mí fue un triunfo colectivo, un reconocimiento porque somos parte del periodismo”. Sobre lo que significa el reconocimiento al trabajo con perspectiva de género e igualdad de oportunidades, desarrolló: “Me parece importante el reconocimiento a las mujeres, no solo el de las mujeres cis, sino de todo el colectivo TLGBINB+. De hecho, como lesbiana que soy, no como mujer, fue también romper otra estructura al recibir el Lola Mora. Creo que es necesario reconocer el papel del colectivo TLGBINB+ , que no solo rompen con el patriarcado sino con la estructura heterosexista”.
Luciana Peker fue premiada en dos oportunidades: una en 2011 en la categoría de Prensa Escrita y en 2015 por su trayectoria. Respecto a lo que significan los premios para su carrera, contó: “Es representativo porque hay toda una generación de periodistas que hicimos periodismo feminista cuando no estaba el auge que tiene hoy. El premio fue una forma de reconocimiento a ese trabajo. Era una forma de visibilizar algo que no existía”.
"El premio fue una forma de visibilizar algo que no existía, fue un reconocimiento al periodismo de género", Luciana Peker
“Hicimos periodismo de género durante mucho tiempo. Era innovador y tuvo muchos costos, incluso personales. Nos comimos muchas cosas muy duras: amenazas, retos, maltrato laboral. Lo importante del premio en su trayectoria histórica es que le dio lugar a un periodismo feminista que es central en la importancia del momento feminista en Argentina y que es central en todo el mundo en la forma de escribir y contar nuestras historias que estaban invisibilizadas, silenciadas, muteadas y además muy maltratadas”, desarrolló Peker sobre lo que significa hacer periodismo de género.
"El periodismo feminista es un periodismo colectivo y horizontal”, Mariana Iglesias
Iglesias nos explicó lo vital que es el rol de la mujer en los medios de comunicación: “De alguna manera la mayoría de las personas se informa a través de los medios de comunicación, entonces lo que nosotros contamos tiene mucha incidencia. Respecto al género, si nosotros seguimos publicando noticias con estereotipos de género lo único que hacemos es reproducir esta desigualdad, la inequidad, las violencias. Si podemos tener otro tipo de periodismo que contemple la perspectiva de género, lo que vamos a lograr es tratar de dar vuelta estas inequidades y contribuir a terminar con la violencia hacia las mujeres”, y profundizó: “Los medios de comunicación tienen un rol muy importante y, dentro de ellos, las mujeres también lo tienen porque la mirada es otra, lo que se aporta es otra cosa, la experiencia es otra”.
"Creo que la idea de la ”inclusión” es incorrecta, que hay que modificar toda la estructura para que sean visibles todas las miradas y voces", Gala Abramovich
“Es interesante que las reconozcan como voces con peso, como una mirada autorizada y no solamente en los rubros históricos que se les permitían a las mujeres, secciones como ‘mujer’, ‘cocina’, ‘decoración’, ‘espectáculos’. Esto ocurre cada vez más: lugares donde habitualmente se les daba voz a los hombres (se les da todavía con mayor preponderancia) que son los espacios de política, economía. Hay allí un camino que empieza a abrirse y es insoslayable: los medios empiezan a pensar en mujeres cuando tienen que cubrir un puesto en esos lugares. Está ganado, falta que se terminen de instalar más voces femeninas en los medios de comunicación”, sostuvo Sampedro.
Abramovich fue más allá y brindó una perspectiva de género aún más amplia: “Falta mucho para tener una mirada interseccional con perspectiva de género. Todavía falta modificar la estructura y que no solo haya más mujeres sino que cambien las miradas sobre lo que se comunique”, y ahondó: “Lo mismo con la comunidad TLGBINB+, que está mucho más atrás en el proceso. Creo que la idea de la 'inclusión' es incorrecta, que hay que modificar toda la estructura para que sean visibles todas las miradas y voces”.
“Siempre hemos tenido una mirada muy sesgada: la imagen, la voz y la opinión de los varones sobre todos los temas, incluso los que nos atañen exclusivamente a las mujeres”, Mariana Iglesias
Gala Abramovich mencionó que admiraba a “Lohana Berkins y Diana Sacayán como activistas travestis; Monique Wittig, Audre Lorde, Angela Davis como activistas escritoras y Nan Goldin como fotógrafa”. Por su parte, Iglesias recordó a Sibilia Camps, su referente cuando entró a Clarín y su “maestra” en el diario”. “De la actualidad puedo nombrar a Mariana Carbajal, Luciana Peker, Silvina Molina. Son compañeras que conozco hace muchos años y admiro un montón”, dijo la periodista e hizo una mención a “la infinidad de periodistas, que cada vez son más, que tienen perspectiva de género. En algún punto las admiro a todas porque estamos haciendo un trabajo colectivo. Como decimos siempre, el periodismo feminista es un periodismo colectivo y horizontal”.
El mundo es más difícil para las mujeres por la lucha contra los estereotipos, la desigualdad y la violencia machista. Ese mundo que Lola Mora tuvo que superar para convertirse en la primera escultora del continente. El apoyo y solidaridad entre mujeres, la sororidad, es fundamental en una sociedad que avanza hacia un futuro más igualitario.