“En Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de amnesia obligatoria”, escribió Eduardo Galeano en “Derecho al delirio”.
Años después, esta frase sigue resonando más que nunca en Argentina. Eduardo Galeano fue un visionario del pasado, presente y futuro, porque si bien hoy somos una sociedad donde podemos alzar la bandera de la democracia, hoy otra madre levanta su grito de dolor. Cristina Castro es otra loca, en palabras del escritor uruguayo. Otra loca que se niega a quedarse de brazos cruzados y que exige Memoria, Verdad y Justicia.
Sin embargo, ante tanta incertidumbre y un complejo nudo de entramados que tienen en vilo a instituciones, Estado y sociedad, hay un grupo de profesionales que traen su parte de verdad a través de su trabajo. ¿Quiénes son? El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
Al igual que las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, existe una ola inmensa de personas dispuestas a no olvidar lo que sucedió en el país. Estudiantes, familias, agrupaciones… el mundo. Es por eso que en su búsqueda por la verdad, las Abuelas de Plaza de Mayo viajaron a Estados Unidos, donde se encontraron con el respaldo de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia.
Clyde Snow, profesor y antropólogo forense, era parte de la Asociación Estadounidense, y fue quien entrenó y fundó al Equipo Argentino de Antropología Forense, convocando a estudiantes de distintas disciplinas como Arqueología y Medicina. Entre esos estudiantes, se encontraba un joven Luis Fondebrider, que transitaba el primer año de la carrera de Antropología.
La aplicación y desarrollo de la Antropología Forense resultó fundamental en la investigación de las violaciones a los derechos humanos, surgidos en una época de intensa violencia política y represión por parte de Estados latinoamericanos.
“Como mucha gente en ese tiempo, acompañaba al movimiento de Derechos Humanos de los últimos años de la dictadura”, contó Luis Fondebrider a Filo.news, ya como líder del EAAF. “Cuando llegó esta coyuntura, seguimos movilizados, pero ya desde la práctica laboral más concreta”.
Doctor en Antropología Forense y fundador del EAAF, Fondebrider y el Equipo se encargaron, al calor de la vuelta de la democracia, de la exhumación de cuerpos de desaparecidos durante el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, y otros casos de relevancia internacional como: Ernesto “Che” Guevara, el expresidente chileno Salvador Allende, Pablo Neruda, Azuzena Villaflor, Marcelo Gelman. También fueron responsables de la exhumación de cuerpos de once diputados colombianos asesinados a manos de las FARC, los estudiantes de Ayotzinapa y soldados de la guerra de Malvinas.
“Comenzamos a trabajar en los casos y a conocer a los familiares. Empezamos una línea de trabajo sin mucha planificación, que nos fue llevando a meternos más y más, a investigar qué había pasado con los cuerpos de las personas desaparecidas”, explicó Fondebrider, que buscó, junto a los otros integrantes, materializar sus conocimientos y darles una respuesta tanto a familiares de las víctimas como a la Justicia.
Inicios del Equipo Argentino de Antropología Forense
El Equipo nació formalmente en el año 1986 cuando los jóvenes estudiantes consiguieron una beca de parte de un organismo norteamericano, lo que les permitió dejar sus empleos y empezar a trabajar formalmente en una oficina y dedicarse, de lleno, a la Antropología.
“Éramos seis, siete personas y, poco a poco, fuimos ampliando la institución, pero en esos primeros años éramos muy poquitos: leyendo expedientes judiciales, yendo a cementerios, investigando y hablando con los familiares que pedían nuestro trabajo”, expresó el Doctor.
Avanzando a paso lento, paulatino y sin grandes saltos, el Equipo empezó, en 1988, a viajar al exterior por encargo de familiares y diversas organizaciones interesadas en sus servicios. Así, pudieron abrir oficinas en Nueva York, México y Sudáfrica incorporando a casi 70 profesionales de, incluso, disciplinas no aledañas al ámbito de la ciencia forense y la criminalística, como: la Física, Sociología, Arquitectura y Biología.
“Lo que hacemos hace un tiempo, es incorporar disciplinas no tradicionales en el ámbito forense para enriquecer el trabajo y tener un análisis más profundo. Es algo bastante novedoso”, afirmó el líder del Equipo.
El Equipo en la actualidad
El EAAF se convirtió en una organización científica pionera en el mundo por trabajar de manera multidisciplinaria, abarcando todos los pasos de la investigación: desde el contacto inicial con las familias hasta la restitución de los restos, pasando por el trabajo de búsqueda, recuperación y análisis de laboratorio.
Hasta 2004, el Equipo se sustentaba gracias al aporte de nueve fundaciones de Derechos Humanos estadounidenses y europeas. A partir de ese año, hasta el presente, el Estado argentino comenzó a subsidiarlos. Sin embargo, lo que los reconforta no es eso, sino su consecuencia: “Sus aportes son los que hacen que, a los familiares, no les cobremos nada por nuestro trabajo”, confesó Fondebrider.
Pero hay algo, que, tanto a Luis como al resto del Equipo, aunque suene utópico, les gustaría todavía más: no seguir exhumando cuerpos de víctimas. En una sociedad con memoria, nadie tendría que pedir por la aparición de una persona con vida. No obstante, el Nunca Más esgrimido, pierde cada vez más su fuerza. En democracia, las desapariciones en manos de las fuerzas estatales continuaron: Miguel Bru, Luciano Arruga, Facundo Astudillo Castro, por nombrar sólo algunos.
“La democracia no soluciona la violencia, pero sí es una forma de manejar el conflicto mejor”, aseguró Luis. “Obviamente, preferiríamos que no hayan muertos y desaparecidos en democracia, pero es una circunstancia que se da y que es una construcción de toda la sociedad. No corresponde solamente al Estado, sino que todos tenemos que estar involucrados para que ese Nunca Más, sea concreto y real”.
El EAAF, no sólo trabaja en violaciones a los derechos humanos y humanitarios, sino que también se involucra en casos de desapariciones actuales por delitos vinculados a la trata, migraciones, violencia institucional, tráfico de drogas y la macro criminalidad, entre otros crímenes.
Es por esto que el mundo está dispuesto a apreciar el valor de su aporte a la sociedad. Este año, el EAAF, fue nominado al Premio Nobel de la Paz, y si bien no le es indiferente ganarlo o no, a Fondebrider no le quita el sueño: “Agradecemos que hayan pensado en nosotros para esto, seguimos trabajando como siempre y obviamente si llegamos a recibir el premio, será compartido ese honor con mucha gente. La tarea que realizamos sería imposible hacerla sin el apoyo de la sociedad argentina que desde diferentes sectores, principalmente desde la sociedad civil, ha peleado por igualdad y por justicia”.
El Equipo ante la pandemia por el COVID-19
Muchas han sido las dudas con respecto a la pandemia, y es que el coronavirus cruzó tan rápido nuestras vidas que los esquemas tuvieron que amoldarse sobre la marcha. Ante esta situación, el Equipo Argentino tampoco quiso dejar de aportar desde su lado.
Difundido por medio de capacitaciones, redes sociales y seminarios, elaboraron un protocolo para tratar los cuerpos de personas fallecidas por coronavirus. “Deben ser tratados con respeto y dignidad y también sus familiares”, explicó Fondebrider, asegurando que el tratamiento que debe aplicarse es el mismo que el de una persona fallecida por una catástrofe.
Y es que, además, el coronavirus puso la muerte en la agenda diaria. Cada día, la sociedad está al pendiente del reporte diario y de los estragos de la pandemia. Sin dudas, algo con lo que el Equipo lidia día a día: la muerte.
“Siempre decimos que estamos más en contacto con la vida que con la muerte”, redobló Fondebrider. “Detrás de cada muerte hay cientos de familiares que quieren saber más, que quieren investigar. El contacto con los familiares es lo que nos da fuerza, y en momentos complicados nos da la energía para seguir trabajando”.
Los medios en los casos del EAAF
“En general, la cobertura que veo en los medios me parece muy pobre, muy poco profesional y muy sensacionalista”, expresó Luis Fondebrider. Estas palabras fueron dichas por el antropólogo en la mañana del lunes 31 de agosto en conversación con Filo.news.
Ese mismo día, horas más tarde, la mayoría de los medios masivos y más importantes del país, afirmaron que el cuerpo hallado en Villarino era de Facundo Astudillo Castro. Publicaron la noticia sin la confirmación oficial ni de la familia, ni de su abogado Leandro Aparicio, ni de la Justicia, ni del Equipo Argentino de Antropología Forense.
Sin dudas, sucesos como estos dejan ver el poco compromiso, profesionalismo y ética por parte del periodismo. Por eso nos preguntamos: ¿qué estamos dispuestos a negociar para tener la primicia? Teniendo en cuenta la gravedad y fragilidad del caso, es importante más que nunca, afianzar el compromiso por parte de los medios de comunicación para con la sociedad, dejando de lado de una vez por todas el sensacionalismo en temas delicados.
No sólo de esta manera se está difundiendo una información falsa, sino que se deja al desnudo y se expone el dolor de los seres queridos de la víctima.
“Hay falta de profesionalismo: hoy un periodista habla de economía, mañana de deportes y pasado de espectáculos. No se forman, no tratan de entender de lo que están hablando. Por supuesto que hay excepciones, pero esas excepciones no están en general en los medios que vemos todos los días. Realmente eso le hace mucho mal a los familiares, ya que ven en la televisión y escuchan en la radio barbaridades que, en realidad, lo que hacen es generar más angustia y más dolor”.
El sistema es tan mediocre en el país, que se dan confusiones y malas interpretaciones. Los tiempos de los medios de comunicación no son los tiempos para discutir algo seriamente, en dos, tres, cuatro minutos, no se discute nada.
¿Por qué creés que se perpetúa la violencia de Estado aún con el horrible pasado que tenemos y la herida tan grande que quedó después de la dictadura?
La violencia del Estado se da tanto en democracia como en dictadura. En el caso de las dictaduras, la desaparición de una persona es por razones políticas, étnicas o religiosas. En democracia, muchas veces se dan por violencia institucional, feminicidios, migraciones o narcotráfico. Los orígenes de la violencia son múltiples y cada Estado las maneja como puede. Cuando los Estados investigaron sus casos de crímenes de lesa humanidad en dictaduras, varios de sus perpetradores gozaron de impunidad (no en el caso de Argentina). Por esto, hay una tendencia más fuerte a la reproducción de violencias. La Justicia tiene un rol muy lejano de lo que ha sucedido: la gente que cometió crímenes en el pasado quedó impune, está libre y, de alguna manera, hoy se repiten este tipo de violencias.