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El cruce entre Argentina y Chile por la plataforma continental, explicado

El hecho, por fuera de sus particularidades, exhibe una vez más la preocupante relación que la región transita entre socios estratégicos, acumulando en este caso acusaciones cruzadas por cuestiones propias a la seguridad y territorialidad. 

El cruce entre Argentina y Chile por la plataforma continental, explicado

En el marco de un nuevo y, al menos en esta oportunidad, previsible cortocircuito entre las administraciones de Sebastián Piñera y Alberto Fernández, que en parte trasciende los apellidos de turno, es que las delimitaciones territoriales, algo que continúa generando muchos más conflictos de los que nos imaginamos en nuestra región, vuelve a estar en agenda. 

En el orden de los hechos recientes porque durante el último sábado 28 de agosto el Gobierno argentino, a través de la Cancillería, tomó conocimiento de una medida publicada en el Diario Oficial trasandino relativa a la actualización y/o ampliación de la denominada Carta Náutica N°8, la cual refiere a los espacios marítimos y que según apreció el titular de Esmeralda 1212, Felipe Solá, viola lo acordado en el Tratado de Paz y Amistad firmado entre las partes. 

El hecho, por fuera de sus particularidades, exhibe una vez más la preocupante relación que la Argentina en particular y la relación en general mantiene entre socios estratégicos, acumulando en este caso acusaciones cruzadas por cuestiones propias a la seguridad y territorialidad. 

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El Tratado de Paz y Amistad

¿Qué es el Tratado de Paz y Amistad? Es el texto firmado en el año 1984 en el que se determina “la solución completa y definitiva” a la fijación del límite entre ambos países comprendido desde el Canal Beagle hasta el Cabo de Hornos.

Los 19 artículos del mismo, así como su respectivo anexo, fue firmado en la ciudad de Roma el 29 de noviembre de 1984 e incluye la delimitación marítima, los procedimientos para la solución de controversias, estipula los derechos de navegación y precisa los límites en el Estrecho de Magallanes. 

En cada uno de estos puntos se reafirma además los derechos de ambos países en la Antártida en tanto se determina que el mar al occidente es chileno, al oriente es argentino, a partir del reconocimiento mutuo de las ya establecidas Líneas de Bases Rectas, que son las que delimitan con precisión lo que cada país considera con orilla de las islas y que determinan las aguas jurisdiccionales. 

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Reacciones y conceptos

Osea que como primera reacción lo que el Gobierno argentino planteó en la disposición publicada desde el Boletín Oficial chileno es que la administración Piñera pretende “proyectar la plataforma continental hacia el Este del meridiano 67º 16´ 0, lo cual no condice con el Tratado de Paz y Amistad”. 

Antes de seguir con la respuesta chilena es importante entender qué es y qué no es una plataforma continental, así como los derechos y reclamos en este sentido. 

En concreto, la plataforma continental es la prolongación natural de un territorio nacional que hasta las 200 millas náuticas mar adentro puede ser reclamado por todos los países y representa una “Zona Económica Exclusiva”, osea, donde un Estado tiene derecho a explotar para su provecho los recursos naturales vivos o minerales, como, mayormente lo son la pesca y el petróleo. 

En esto, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR) habilitó sobre la década de 1990 la ampliación de este territorio hasta las 350 millas mar adentro en tanto se demuestre a través de estudios geológicos que la plataforma continental surge desde territorio soberano.

Ahora volvemos sobre este punto pero antes la respuesta del Gobierno chileno que en primer término vino con la característica diplomacia y firmeza trasandina bajo la figura de Andrés Allamand, el canciller nacional, quien confirmó que se contactará con su par de Argentina para resolver el reclamo a través del "diálogo diplomático" aunque anticipando que en la reacción hay un error de concepto y es que “nadie se apropia de aquello que le pertenece”.

Por su parte, Sebastián Piñera, que hasta el próximo 11 de marzo está a cargo del Palacio de la Moneda, afirmó que Chile está ejerciendo “su derecho y declarar su plataforma continental” adecuándose a la normativa internacional y anticipando que sobre noviembre van a enviar a la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de Naciones Unidas los lineamientos publicada en los últimos días. 

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2 fotos en 1 película

Ahora bien, el origen del conflicto, potenciado por la decisión de Piñera y la superposición territorial en cuestión, tiene un primer antecedente que podemos rastrearlo sobre 2009, año en el que Argentina, con el aval de la CONVEMAR, plantea una extensión de su plataforma, ratificada sobre el 2017 y votada por unanimidad en el Congreso.

Cuando hablábamos antes del derecho natural que cualquier país tiene hasta las 200 millas, hay que agregar que desde las 200 a las 350, que es lo que en algunos puntos reconoció las Naciones Unidas a nuestro país,  habla de que si bien no nos otorgan derechos adicionales sobre la pesca si lo hacen sobre el petróleo.

El letargo diplomático chileno sobre este punto, graficado en la ausencia de objeciones (que además incluyó territorios en disputa con el Reino Unido y la zona antártica), se rompió cuando sobre el tránsito del 2020, el Gobierno hizo envío de una nota diplomática al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, donde explicita que no reconoce el deslinde del trazado en la zona del Mar Austral debido a que se trata de una declaración unilateral por parte de Argentina, reservándose el derecho para determinar su posición en ese sector.

Además, Piñera ya había anticipado el reclamo a partir de lo que fue la creación del plan “Más Chile”, el cual incluye la presentación ante la Comisión de Límites de Plataforma Continental, dependiente de la ONU, un planteo que busca incorporar territorio marítimo submarino del Océano Pacífico, lo que extendería la soberanía chilena más allá de las 200 millas náuticas, alcanzando hasta las 700 millas. 

Otra foto que no sale en la película y que es incluso más reciente refiere a la presentación sobre octubre del año pasado del nuevo mapa oficial de la República Argentina

Esta ampliación, además de chocar con la proyección chilena hacia el continente antártico, molestó en Santiago por la referencia argentina a la Antártida como “una de las provincias más grandes del país”, algo que ignora el hecho de que desde el 1° de diciembre de 1959 existe un convenio internacional denominado “Tratado Antártico”. 

Como señaló prudentemente el capitán de Fragata, Fernando Moralés, dado que la pretensión soberana nacional coincide en buena parte con la de Chile, la vehemencia con la que la Cancillería comenzó a diseñar y presentó este mapa, nuevamente bajo el amparo de la ONU, motivó una veloz reacción trasandinos bajo la llamada “Ley de la Antártica” con el obvio propósito de no quedarse atrás en materia de reclamaciones soberanas sobre la Antártida.

Dejando en claro que nada tienen que ver los límites de la plataforma continental concedidos por la ONU con la soberanía en la Antártida, la relación figura una vez más bastante lejos del necesario y ahora sí convocado "diálogo diplomático". 

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