Vale recordar que sobre el cierre del año 2019 y comienzos del 2020 el Presidente en funciones debió afrontar un proceso de impeachment o juicio político, primero aprobado desde la Cámara de Representantes pero luego desestimado desde la mayoría republicana del Senado.
En un escenario renovado, la posibilidad de que este proceso ocurra parece tener un destino similar. Vamos por partes.
En lo que a la Cámara de Representantes respecta existen los tres elementos necesarios para que este juicio político avance:
- Mayoría consolidada: 222 de los 435 asientos.
- Intención política: Desde Ocasio-Cortez hasta Pelosi han manifestado su intención de avanzar sobre este punto si la enmienda 25 no se convoca.
- Celeridad necesaria: el impeachment podría presentarse y aprobarse en 24 horas.
Ahora bien, si el proceso de acusación, que según un borrador podría anclarse en el cargo de "incitar deliberadamente la violencia contra el gobierno de Estados Unidos”, conduce a un juicio en el Senado, no está claro que los demócratas tengan los votos suficientes.
En verdad no los tienen. De 100 bancas totales cuentan con 50 y la destitución requiere una mayoría de dos tercios (67/100).
Hay dos senadores republicanos, Pat Toomey y Lisa Murkowski, que piden la renuncia de Trump, pero hasta ahora, no hay mayores pronunciamientos desde el partido que representa el actual mandatario para pensar que se sumarían nuevas voces.
El proceso que marcaría por primera vez en la historia que un Presidente en funciones afronte dos juicios políticos tiene otra complicación más: Independientemente de cuándo la Cámara pueda entregar algún artículo potencial, es probable que haya algún retraso por parte del Senado dado que se encuentra en receso, algo que no puede concluirse anticipadamente sin el consentimiento unánime de sus 100 integrantes.
A su vez, el líder de la mayoría, Mitch McConnell, distribuyó un memorando a sus colegas republicanos en el que establecía un calendario potencial en caso de que ingresaran artículos de juicio político a la Cámara alta.
En él, McConnell afirma que un juicio político no comenzaría hasta el 19 de enero como mínimo, un día antes de que se Trump deje el cargo.
Dados los posibles retrasos en el Senado, la destitución de Trump a través de una condena en el Senado parece poco probable antes de que expire su mandato el 20 de enero.
En este caso, si el impeachment continuara una vez el magnate inmobiliario deje la Casa Blanca el mismo lógicamente no lo cesaría del cargo pero sí lo inhabilitaría a una futura candidatura, al tiempo que en este caso el fallo requeriría de una mayoría simple a la cual el Partido Demócrata bien podría aspirar.
Con esto, los demócratas argumentan que el juicio político, incluso si se hace después de que Trump deje el cargo, dejará en claro que la incitación a una insurrección por parte de los funcionarios electos es una línea que nunca debe volver a cruzarse.