"¡Sabés qué jugador hubiese sido si no hubiese tomado cocaína!". Diego Maradona dejó muchas frases en su vida, pero pocas como estas. En una de sus primeras confesiones sinceras sobre el consumo de cocaína, que recuerda haber iniciado en su estadía en Barcelona, dejó muy claro que estas fueron las cosas que hicieron sangrar al Dios del fútbol, pero que también dejaron a la vista algo que termina siendo clave para entender por qué siempre se puso sobre la mesa la discusión del tema de usos de drogas recreativas: el único gran perjudicado de la historia fue él.
Diego no es el único, ya lo sabemos, pero probablemente haya sido el más representativo. Grandes figuras del deporte vieron "afectadas" sus figuras por haber tenido contacto con las sustancias sociales. Muchos de ellos condenados por las asociaciones y otros condenados por la sociedad, por romper con el modelo del ejemplo a seguir que se instala en la élite. Sin embargo, es raro ver que en la historia que alguien se haya preguntado: "Che, ¿qué estará pasando por su cabeza?".
Está claro. No todos son Michael Jordan. Y lo tomamos de ejemplo a él porque es uno de los pocos que se puede medir con Maradona. También porque hace pocos meses, en la presentación de la serie "The Last Dance", donde repasa toda su carrera como jugador de Chicago Bulls y se muestra el impacto de su figura a nivel mundial, el propio MJ deja en claro que el ambiente y la presión de ser el N°1 lo agobiaba cuando estaba en la cresta de la ola y le quemaba la cabeza.
Pero en la NBA las cosas no son (ni fueron) como en el resto de las disciplinas. La historia marca que Jordan terminaría siendo el protagonista de una de las dinastías más grandes que el deporte haya dado, pero también desde el primer minuto en la serie se deja asentado que su camino pudo ser otro si entraba en lo que fue llamado "el circo de marihuana, cocaína y mujeres" en el que vivían los Bulls de 1984, cuando él era solo un novato.
Con estos primeros párrafos sacamos dos conclusiones. La primera es que cada persona es responsable de sus actos y la segunda es que dos de los deportistas más grandes de la historia coinciden en algo: la marihuana y la cocaína nunca los iban a ayudar a ser los mejores. Entonces, dicho esto, ¿por qué se sanciona deportivamente a un atleta que las consume?
Es claro que ambas sustancias son ilegales, que perjudican al cuerpo a la hora de competir, pero si no mejoran el rendimiento ¿por qué era la Agencia Mundial Antidopaje (WADA, por sus siglas en inglés) la que tomaba cartas en el asunto? Al parecer, luego de varias décadas y años de cambios, de análisis y de cruzadas de muchos deportistas, se llegó a una conclusión y a partir del 2021 se dará uno de los cambios pedidos a gritos: La WADA empezará a considerar a la marihuana, la cocaína, éxtasis y heroína como "sustancias de abuso".
"Esto significa que si un atleta puede demostrar que el uso de cualquiera de estas cuatro sustancias fue fuera de competencia y no relacionado con el rendimiento deportivo, la suspensión impuesta será ahora de tres meses y puede reducirse a un mes si el atleta completa un programa de rehabilitación", explicó la WADA en su comunicado oficial publicado el 30 de septiembre pasado.
WADA publishes redesigned, more athlete-friendly, 2021 Prohibited List ��
— WADA (@wada_ama) September 30, 2020
The List, which has been redesigned in order to improve navigation and usability for athletes and their support personnel comes into force on 1 January 2021.
Find out more here ➡️ https://t.co/RJjaH5BubC pic.twitter.com/qS8TQEyOFH
Tras pasar dos años por períodos de pruebas, la Agencia confirmó que se recibieron "comentarios considerables de las partes interesadas relacionadas con las sustancias de abuso, donde se consideró que el uso de algunas sustancias incluidas en la lista (de prohibidas) a menudo no guardaba relación". Básicamente, lo que hicieron acá fue analizar por primera vez la compatibilidad de estas cuatro drogas con el deporte y descubrieron que nadie saca ventaja ¿Y antes no se analizó?.
Claramente es la pregunta que todos se hacen. Es de público conocimiento que las drogas recesivas, comprobado desde hace décadas que no generan mejoras en los rendimientos de los deportistas. "La marihuana -(dentro de esta lista de recesivas)- no presenta una ventaja deportiva prácticamente en ninguna disciplina. Para un futbolista o un atleta es una desventaja", expresó la uruguaya María José Pesce, directora de la WADA en Latinoamérica en el año 2014.
Entonces explicó porqué el tetrahidrocannabinol (THC) figura como sustancia prohibida. "Lo que se busca es sancionar al atleta que haya consumido marihuana con el fin de mejorar su rendimiento", agregó Pesce, en un comentario que no tiene mucho sentido, porque en todo caso el objetivo debería ser apadrinar y contener a esa persona para que no lo haga, no suspenderlo. Bueno, al parecer esto cambiará.
Por otro lado, aparecen la cocaína, las anfetaminas, como el éxtasis, y la heroína. Es claro que al hablar de este tipo de drogas no es igual que hablar del cannabis por su confección sintética, lejos de lo natural que puede ser la planta, son temas más difíciles de tratar, pero aún así volviendo al tema del deporte hay cuestiones que no cambian, porque al atleta lo perjudica y, en este caso, pone en riesgo su vida con el exceso.
Yendo a lo estrictamente deportivo y físico, lo que generan las primeras dos son que estimulan el nivel del sistema nervioso central, aumentando el pulso, provocando arritmia, y elevando la tensión arterial. Con la complementación del esfuerzo físico, esto puede causar ataques al corazón, aceleración en la respiración, contracción de los vasos sanguíneos y disminución de la fluidez de la sangre.
Por su lado, la heroína genera depresión respiratoria, ralentiza la frecuencia cardíaca, disminuye la tensión arterial, por lo que deportivamente no beneficia en nada. A esto, hay que sumarle algunos efectos que también se dan fuera de las canchas como puede ser la perdida del apetito, irritabilidad, náuseas, insomnio, derrames nasales, temblores y vómitos.
Con estos resultados, no hay que demostrar que la liberación de todas estas sustancias tiene que ser total. Es cierto que la marihuana no tiene nada que ver con el resto, pero la discusión histórica nunca estuvo en el deporte en sí, sino en la condena social y por eso hoy este tabú, que se derrumba año a año llevó a una histórica decisión "drug-friendly" por parte de la WADA.
NBA y NFL, la presión social de los gigantes de Estados Unidos… y el mundo
El sinsentido de las explicaciones sobre la marihuana se vieron explotadas más que nada en Estados Unidos. Siendo uno de los países que más drogas consume en el mundo, hay dos ligas en las que es un secreto a voces que los jugadores fuman cannabis y es la NBA y la NFL. Y de hecho, ambas son las precursoras de reducir las penas y de hasta empujar a los directivos a algo que era incontenible y es inminente, quitar el THC de la lista de prohibidos.
La liga de fútbol americano fue la primera en dar el paso. En marzo de este 2020, cuando todavía se debatía si se iba a iniciar la temporada por la pandemia, las autoridades fueron contundentes y sentenciaron que en el nuevo convenio colectivo ninguno de sus profesionales de elite iban a sufrir sanciones si aparecían restos de esta sustancia en sus exámenes de doping, dejando a un lado a la NBA, que estaba en curso y no tenía el foco puesto en su "nueva constitución".
La WADA ya había sentido el impacto. En general, estas dos ligas de Estados Unidos no se guían por lo que dicte la Agencia Mundial y marcan su propio camino, pero hay que tener en cuenta que no son solamente dos ligas: son las dos ligas más consumidas en ese país y en el mundo, con los deportistas mejores pagos, las mejores organizaciones y una de ellas le daba la espalda a las autoridades mundiales con la marihuana, la droga social por excelencia.
El panorama dejaba todo preparado para el siguiente paso que era inminente. En junio llegó la decisión de la NBA y antes del inicio de la "Burbuja" en Disney, se informó que los médicos no iban a realizar análisis de orina a los jugadores en busca de cannabis, algo que habitualmente se repite seis veces durante el transcurso de la temporada, sin aviso y de manera aleatoria entre los equipos y jugadores. Pero esto no iba a ser lo único.
Luego de la determinación de la WADA, y a pesar de que la liga de básquet más popular no se maneja bajo sus órdenes, se dio a conocer el pasado 21 de octubre que actualmente se está analizando la posibilidad de que se eliminen los controles de marihuana en los deportistas. Entre algunas de esas explicaciones, especialistas informaron a Real GM que creen que la falta de controles en Orlando permitieron jugadores más relajados y mejores rendimientos deportivos, en favor del espectáculo.
"Todos en mi equipo toman café todos los días o salen a tomar vino después de los partidos. Toman un trago aquí y allá. La marihuana debería estar a ese nivel", expresó Kevin Durant, campeón con Golden State Warriors en 2017 y 2018, en el podcast “All The Smoke” (Todo El Humo), el podcast de dos ex jugadores de la NBA. "Si la amas, la amas. Si no lo haces, ni siquiera la vas a probar. La marihuana es solo marihuana, no es dañina para nadie. Simplemente ayuda y mejora las cosas. Creo que ni siquiera debería ser un debate", cerró.
La WADA y dio un paso, la NBA y la NFL (a las que se les suma la NHL, de hockey, y la MLS, de fútbol) dieron dos, pero todos hacia el mismo lado. Las drogas sociales en el deporte están condenadas por que las sociedad las condena, no por otra cosa. No hay que buscar más, porque no tienen más misterios que estos.
Volviendo a nuestros ejemplos, Maradona decidió consumirlas y desde el minuto uno supo que nunca lo iban a ayudar. Michael Jordan decidió no consumir nada y también sabía los resultados. Entonces, ¿por qué la WADA se tardó tanto en querer entenderlo?. Bajada y presiones políticas, dinero, sponsors, la imagen inmaculada del deportista... todas las respuestas parecen responder la pregunta, pero ya es demasiado tarde para saber cuál es verdad, porque los años avanzan y las barreras van cayendo, y ya nadie mira hacia atrás.