Despedido por motivos políticos, el general Fernando Azevedo reunió a los comandantes de las Fuerzas Armadas en la oficina de Defensa poco después de regresar del Palacio de Planalto.
El diálogo podría resultar en un acuerdo: la puesta a disposición de todos los cargos de manera conjunta, es decir, del Ejército (Edson Leal Pujol), la Marina (Ilques Barbosa) y la Aeronáutica (Antônio Carlos Bermudez).
Restará ver si Braga Netto, flamante ministro pero viejo conocido convence a las cúpulas de evitar mayores turbulencias en el Ejecutivo nacional.
En esto, el ministro saliente escribió una carta de nueve renglones en los que concentra con una contundencia notable la realidad política brasilera. En la declaración marca que su paso por el Gabinete bolsonarista tuvo como objetivo "preservar a las Fuerzas Armadas como instituciones del Estado".
Lo cierto es que a pesar de los más de 20 años de dictadura entre 1964 y 1985, las Fuerzas Armadas brasileras no sufrieron el desprestigio que sí pasó por ejemplo en la Argentina.
Esto en parte al carácter menos represivo, al crecimiento conocido como el milagro económico y en buena medida a la falta de memoria para con los 434 muertos y desaparecidos.
Además de esto pesó y pesa mucho la lectura de los militares sobre la transición democrática donde se habla de un gran acuerdo nacional, que implicó una ley de amnistía a cambio de una convocatoria a elecciones sin proscripciones.
Y si bien no deja de sorprender que la impunidad de torturas, desapariciones y asesinatos haya quedado marcada por una Ley sí nos dejan entender la cuestión militar, porque no fue que solamente evitaron el juicio a personas, sino que además desligaron de responsabilidad jurídica a las instituciones militares.
Es por esto que el artículo 142 de la Constitución se le dio a las Fuerzas Armadas el papel de garantes de algo tan raro como es “la ley y el orden”, algo que si bien pasó hace 35 años sigue estando más presente que nunca
El proceso de militarización del gobierno de Bolsonaro y el acuerdo con el Comando Sur de los Estados Unidos muestra el retorno de las Fuerzas Armadas a la conducción política del Estado y el aumento de su influencia en las relaciones exteriores, restará por ver si un aniversario siempre sensible como el de este 31 de marzo vendrá solo con tensiones o también habrá rupturas.