Anselmo Torres (Gardel) es un sencillo hombre de campo, muy enamorado de su novia Elvira (Sofía Bozán). Todo marcha ok, hasta que la chica y su hermana quedan hechizadas con las propuestas de un cazatalentos que las lleva a Buenos Aires con la promesa de apadrinar su carrera teatral. La gran ciudad pronto se encarga de malcriarla y llevarla por un camino de dudosa moralidad. Por eso, Anselmo decide viajar junto a unos amigos y pergeñar un plan para ‘secuestrarla’ y llevarla nuevamente a la seguridad de su hogar. Sin comentarios.  

Roberto Ramírez (Gardel) es un jugador y un tramposo empedernido, pero en el fondo es un tipo noble (como todos sus personajes), que decide cambiar su vida deshonesta tras conocer a Alina (Imperio Argentina), una profesora de música que tiene debilidad por este chico ‘malo’. Alfredo Le Pera, guionista de la película, pensó esta historia como un policial, aunque la trama se va perdiendo entre canciones -Roberto también es un cantor de tangos en una cantina de La Boca- y romances. 

Le Pera se pone autobiográfico y destila sus propias experiencias en el personaje de Carlos Acosta (Gardel, obvio), un cantante de tango que, hechizado por la femme fatal Raquel (Mona Maris), decide abandonar a su novia Rosa (Anita Campillo), la chica buena de la película. En el momento culminante de esta historia, Carlos se enfrenta a duelo con Gutiérrez (Manuel Peluffo) y es ahí donde se produce la célebre interpretación de la canción que da título al film.

Alberto Bazán (Gardel) es u joven empresario teatral, apuesto y mujeriego, que vive la buena vida en Nueva York a expensas de su tío rico (Jaime Devesa). De repente, el pariente arriba a la ciudad y descubre que su dinero ha sido despilfarrado en mujeres y bebida, por eso Alberto decide cranear un plan para llevar a su tío, también, por este camino de pura joda.  La comedia de enredos pergeñada por Le Pera carece de verosimilitud y reboza de diálogos pomposos, pero tienen grandes momentos como la emotiva interpretación del tango “Soledad”.

Carlos Argüelles es el hijo de un millonario al que sólo le interesan el dinero y los negocios. Por su parte, y repudiado por su padre, Carlos intenta hacerse un lugar en el mundo del espectáculo, donde se enamora de Margarita (Rosita Moreno), una bailarina con la que sueña triunfar. Pero el éxito no es algo fácil de obtener y las cosas se complican para la pareja, cuyo amor no termina con la muerte de ella. Este momento, y la interpretación de “Sus Ojos Se Cerraron”, se convirtieron en un hito en sí mismo cuando durante el rodaje todos se quedaron sin palabras y al borde del llanto.