Lujuria, pasión y desenfreno, 3 características que califican al color rojo, a esa pigmentación que atrapa lo prohibido y Ámsterdam lo legaliza y comercializa, utopía para otros tantos países.
Prostitución, drogas y otras hierbas, habitan en “Red Lights” de Ámsterdam. Todo parece estar preparado para tentar al turista curioso que llega por primera vez, pero lo que jamás imaginaron es que dentro de una zona donde “todo vale”, hay reglas.