El autoconocimiento es la piedra fundamental de todo líder. Es necesario encontrarnos a nosotros mismos, por eso te invito a hacerte las siguientes preguntas: ¿Qué me gusta? ¿Qué me apasiona? ¿En qué soy la/el mejor? ¿En qué momentos me siento plena/o? ¿Qué estoy dispuesta/o a perder, por aquello que quiero ganar?

Todo líder es un gestor de emociones, propias y ajenas. Es condición fundamental para el líder del Siglo XXI reconocer sus emociones y gestionarlas. Podés encontrarlas en tus reacciones, en tus actos, en tus risas y en tu llanto. El 95% de nuestras decisiones son tomadas desde la emoción y no desde la razón. Te invito a empezar a reconocerlas, en tu respiración, en tu cuerpo, en tus sensaciones.

Aprendé siempre, mantén viva la curiosidad. Innová, generá, practicá todos los días alejarte unos pasos de lo conocido y explorar nuevos horizontes. “Los líderes más exitosos que conozco son personas verdaderamente curiosas. Están interesados en las cosas alrededor de ellos, y eso contribuye a su visión”, afirma Handal.

La comunicación es una de las herramientas más poderosas del liderazgo. Las grandes crisis de Liderazgo del nuevo siglo están basadas en comunicaciones inmaduras y notablemente inefectivas. Te invito a revisar tus juicios y a analizar tus inferencias. Preguntate sobre las interpretaciones que estás haciendo sobre los hechos y permite que los otros te otorguen la suya. Legitima al otro como un auténtico otro, con sus pensamientos, sus emociones y sus interpretaciones.

El liderazgo, como capacidad de influencia, necesita coherencia. Esta coherencia está dada por lo que decís, en relación a lo que hacés y a las emociones que manifestás en ese momento. Da el ejemplo, sé auténtica/o, toma cada desafío con tu mejor versión y el resto no tardará en sumarse.