Hasta el viernes 27 de diciembre, las milicias iraquíes nunca habían matado a un norteamericano. Quizás eso no necesariamente haya significado un giro drástico, ni mucho menos, en las habituales respuestas de los Estados Unidos, pero sí sirve para intentar entender qué es lo que está pasando por estar horas en territorio iraquí.
Supongamos que por un momento (o al menos para lo que esta nota respecta) cometemos la burrada de dejar de lado la Guerra en el Golfo Pérsico entre Irán e Irak sobre inicios de la década de 1980, el caso del Golfo y la coalición liderada por los Estados Unidos en 1990 o la invasión auspiciada por George Bush (hijo) en Irak para marzo del 2003.
Por estas horas, la embajada de los Estados Unidos en Bagdad se encuentra asediada por miles de manifestantes reunidos en el último día del año para condenar los bombardeos auspiciados por Washington en la frontera sirio-iraquí contra una facción proiraní y dejando en un segundo plano la ola de protestas que desde el mes de octubre el país transita.